A inicios del año, quedó expuesta la vulnerabilidad de México en materia de transporte y almacenamiento de hidrocarburos líquidos. El desabasto de combustibles en algunos estados del occidente y centro del país evidenció la fragilidad de la infraestructura energética nacional.
México enfrenta, desde hace varios años, una paradoja: es uno de los mayores productores de petróleo del mundo; pero sus reservas de hidrocarburos líquidos cubren sólo el abastecimiento de entre 3 a 5 días; dependiendo del combustible que se requiera, ya sea gasolina, diésel o turbosina. Petróleos Mexicanos (Pemex) cuenta con un espacio limitado para almacenar combustibles, y sus unidades de transportación y distribución también son insuficientes. Además, la producción de sus refinerías todavía no logra satisfacer la demanda interna.
Se sabe que Pemex compra el 50% de los combustibles que se consumen diariamente a Estados Unidos; es decir, alrededor de 390 mil barriles de gasolina. Los especialistas ven un riesgo para la seguridad interna del país, pues cualquier variación en el flujo puede ocasionar un desabasto parcial o caótico; como el ocurrido a comienzos del año.
Expertos advierten que el nivel ideal de almacenamiento de combustibles de México debe ser de 21 días; un nivel que está muy por debajo con respecto a sus socios norteamericanos. Estados Unidos y Canadá cuentan con un margen de maniobra de tres y dos meses, respectivamente.
En riesgo la seguridad energética
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) advirtió que la falta de diversidad en la infraestructura petrolera del país ha afectado su seguridad energética. Alertó que entre 2000 y 2017 se construyó solamente un almacén de combustible en todo el país.
El CIEP explicó que, en ese periodo de 17 años, la capacidad de almacenamiento de petrolíferos como gasolina y diésel creció 0.4%; pero, en el mismo lapso, la demanda de esos combustibles aumentó 42.3%. Esta variación porcentual evidencia la fragilidad energética del país.
En la actualidad, Pemex Logística cuenta con 77 Terminales de Almacenamiento y Distribución (TAD); las cuales suman una capacidad operativa de 11 millones 971 mil 619 barriles. Lo anterior, aunado a que no están distribuidas de manera estratégica en el país, aumenta la vulnerabilidad de abastecimiento de combustibles en las grandes ciudades y en comunidades alejadas.
Para Alejandro Limón, coordinador de Energía y Finanzas Públicas del CIEP, ese escenario afecta la seguridad energética nacional. Por lo que recomienda la diversificación, tanto de fuentes de energía como de infraestructura de producción, procesamiento, almacenamiento y transportación de combustibles. “Creo que las medidas de seguridad energética deben ir más allá de la idea de incrementar la refinación y enfocarse en diversificar las fuentes de infraestructura, de almacenamiento y distribución de combustibles”, acuñó.
Transporte y almacenamiento, motivos de estabilidad nacional
A México le urge aplicar un programa nacional de seguridad para el traslado seguro de combustibles; mediante la instrumentación de sistemas de video-vigilancia, radares y sistemas inteligentes de transporte que permitan disminuir ilícitos y accidentes. Autoridades y particulares coinciden en señalar que urge la creación de una red de transportes integral, efectiva, sustentable y segura para garantizar el bienestar nacional. Los interesados en prestar el servicio de transporte de hidrocarburos deberán asegurarse que las unidades se encuentren en óptimas condiciones de operación, físicas y mecánicas. Por otro lado, y cumplir con ciertas especificaciones y normas.
El reporte de “Almacenamiento de petrolíferos en México: retos y oportunidades”, de la consultora británica PriceWaterhouseCoopers (PwC), plantea que las redes de transportación de combustibles y las plantas de almacenamiento deben crecer por razones comerciales, de logística, de estrategia, y obviamente, de seguridad nacional.
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Este estudio asegura que los combustibles líquidos –como la gasolina, el diésel y la turbosina— son insumos clave para el transporte de personas y mercancías. El precio, la calidad y la disponibilidad de los combustibles, en cada localidad del país, tienen importantes repercusiones en el desarrollo regional de la industria y los servicios. A nivel nacional, el abasto y distribución de estos productos debe modernizarse y expandirse, en línea con el desarrollo económico nacional.
México es uno de los mayores mercados en cuanto al consumo de combustibles líquidos para el transporte. Sin embargo, la infraestructura nacional de refinación, transporte, almacenamiento y distribución de gasolinas, diésel y turbosina, ha presentado insuficiencias en su capacidad, desarrollo y mantenimiento.
Por ello: “Estos rezagos explican la creciente dependencia de México en las importaciones de estos productos, además de la urgencia de que la oferta de combustibles para el transporte deba, en mayor medida, apoyarse en el almacenamiento y en una mayor disponibilidad de inventarios”, se destacó en el reporte.
Particulares, aliados estratégicos
La apertura del mercado energético en 2014, a partir de la Reforma Energética, ha atraído el interés de inversionistas locales e internacionales al mercado de gasolina, diésel y turbosina. A esto, se agrega la emisión de una política de seguridad energética basada en la obligación de mantener almacenados inventarios precautorios mínimos de los hidrocarburos líquidos mencionados.
A partir de este año, el nuevo gobierno ha promovido una política de reforzamiento tecnológico y operativo en Pemex; para la refinación, el transporte, el almacenamiento y la distribución de combustibles. Las inversiones del Estado en estos rubros se enfocan en completar las reconfiguraciones y los mantenimientos inconclusos en las refinerías de Pemex. A su vez, también se orientan hacia la mejora operativa de las cadenas de transporte, almacenamiento, distribución y expendio de combustibles. Y, adicionalmente, se ha anunciado la construcción de una nueva refinería.
Por esa razón, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha enfocado su política energética en aumentar la capacidad de refinación nacional para reducir las importaciones de gasolina y diésel. Actualmente, existen 70 proyectos privados de almacenamiento con una capacidad de 45.5 millones de barriles; la inversión total para su desarrollo oscila los 4 mil 600 millones de dólares. Estos proyectos apoyarán la capacidad de las 77 TAD de Pemex Logística.
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Para Roberto Díaz de León, presidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), México debería contar con, al menos, 240 terminales de almacenamiento; que otorguen entre 10 y 15 días de capacidad de abastecimiento. Ahí es donde entra la apuesta de las desarrolladoras de infraestructura; principalmente, para apoyar la logística de distribución de combustibles y la capacidad de almacenamiento en las terminales.
Lo anterior, para apoyar los objetivos de la política pública de Almacenamiento Mínimo de Petrolíferos de la Secretaría de Energía; la cual establece que los volúmenes mínimos de inventarios serán equivalentes a cinco días de ventas en 2020. Mientras tanto, en 2021 serán de 8 a 9 días de ventas, y de 9 a 10 días como promedio en 2022. Para 2025, el inventario mínimo será de 10 a 13 días de ventas y de 12 a 15 días como promedio trimestral.
La obligación de mantener inventarios mínimos será aplicable a los comercializadores y distribuidores que vendan a gasolineras o a usuarios finales. “Eso es lo que va a hacer sentido: tener producto disponible, ya sea nacional o de importación, pero con una logística adecuada y eficiente que realmente permita llevar la gasolina más cercana a través de terminales”, resaltó Díaz de León.
La ruta hacia la certeza energética
El crecimiento continuo de la demanda de hidrocarburos líquidos en México requiere de una mayor inversión en terminales de almacenamiento y en logística de distribución; tanto de la Empresa Productiva del Estado, como de particulares.
Pemex cuenta con capacidad de almacenamiento, transporte y distribución suficientes para seguir siendo líder en muchos de los mercados regionales. Sin embargo, la petrolera deberá realizar inversiones en adaptación a nuevos patrones de consumo, competencia y eficiencia. Sus terminales de almacenamiento deberán adoptar estrategias para optimizar su funcionamiento; sobre todo cuando se considera que muchas de sus instalaciones han gran sufrido deterioro a través de los años.
Los particulares, por su parte, deben replantear sus planes de negocios para aprovechar la apertura del mercado. En el caso de la transportación de hidrocarburos, deberán renovar sus flotillas, equiparlas con nuevas tecnologías y capacitar a sus operadores para garantizar los traslados seguros de los hidrocarburos líquidos. Por su parte, las inversiones en las cadenas de abasto de combustibles para el transporte impulsarán la economía de numerosas familias y permitirán que los mexicanos tengan acceso a productos refinados de calidad, a costos razonables.
Lee el artículo en inglés: Fuel transportation and storage, the strategic pathways towards energy security
En conclusión, las empresas interesadas en abastecer los mercados de petrolíferos, o en participar en sus cadenas de internación-transporte-almacenamiento-distribución, deberán abrazar una visión integral. Una que incluya evaluaciones sobre la producción nacional de productos refinados, las capacidades nominales y reales en los distintos medios de transporte; la capacidad y ubicación de las plantas de almacenamiento, y la manera en la que evolucionará la distribución y el expendio de combustibles para el transporte en México.
“Las medidas de seguridad energética deben enfocarse en diversificar las fuentes de infraestructura de almacenamiento y distribución de combustibles”, Alejandro Limón, coordinador de Energía y Finanzas Públicas del CIEP.
“Con una logística adecuada y eficiente, lo importante es tener el producto disponible”, Roberto Díaz de León, presidente de la Onexpo.
- México tiene una capacidad de almacenamiento de 3 a 5 días para hidrocarburos líquidos.
- Pemex Logística cuenta con 77 Terminales de Almacenamiento y Distribución (TAD).
- Actualmente, existen 70 proyectos privados de almacenamiento con una capacidad de 45.5 millones de barriles.