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Política energética de la 4T; congruente con T-MEC

Política energética de la 4T

La política energética de la 4T es congruente con el T-MEC

Por: Rosío Vargas y Edgar Ocampo

Frente a la embestida de la American Petroleum Institute (API) y la Asociación de Fabricantes Estadounidenses de Combustible y Petroquímicos (AFPM, por sus siglas en inglés) hacia el gobierno mexicano por el supuesto trato discriminatorio, es necesario revisar los acuerdos plasmados en el T-MEC.

Dicho análisis se requiere para contextualizar la pertinencia de las quejas de empresas petroleras norteamericanas. En el capítulo 8 del T-MEC, Canadá y Estados Unidos reconocieron que “México se reserva su soberanía para reformar su constitución y su legislación nacional”; que el Estado mexicano tiene la propiedad inalienable e imprescriptible de todos los yacimientos de hidrocarburos costa adentro y costa afuera en el territorio mexicano; así como la soberanía y la capacidad para reformar el marco legal interno, incluyendo la Constitución. El país se reservó el derecho de adoptar o mantener medidas en sectores, subsectores o actividades no reservadas. 

Así, bajo el título de “Reconocimiento de la Propiedad Directa, Inalienable e Imprescriptible de los Hidrocarburos” y el artículo 11 del capítulo 32, “Excepciones y Provisiones Generales”, quedó el derecho de México a adoptar y mantener medidas en sectores y subsectores en los que el país no tuviera reservas específicas. Lo anterior, en los lineamientos de los Anexos I, II y IV de este Acuerdo.

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Si bien la soberanía energética de México prevaleció como parte del texto de dicho tratado, también fueron incorporadas las demandas de la industria petrolera estadounidense y canadiense. Sus elementos definitorios más importantes están dados por el libre comercio; la revolución del shale (fracturación hidráulica) y la preminencia de actores privados trasnacionales. 

Lo que se negoció en el T-MEC se corresponde con estos puntos: el libre comercio quedó plasmado al mantenerse el acceso al negocio energético en los tres países, beneficiando sobre todo al comercio energético de Estados Unidos. Este país quedó favorecido por tarifas cero y, gracias a su revolución energética, cuenta con enormes volúmenes de productos derivados del petróleo y gas natural. Esto es posible por la tecnología de fracturación hidráulica o fracking. 

Con el tiempo, lo anterior se ha traducido en importantes volúmenes de gas importado por México, junto a otros productos refinados y derivados del petróleo.  El libre comercio y la integración energética han favorecido a los intereses estadounidenses y corporativos energéticos como Marathon Petroleum Corp; Kinder Morgan, ONEOK Inc, TransCanada Corp., Sempra Energy y Valero Energy Corp, Exxon-Mobil y otros. 

Su objetivo ha sido el mercado mexicano para posicionarse en los espacios que quedaron abiertos dentro de la industria de hidrocarburos y sus derivados; así como dentro del sector eléctrico para la inversión privada. El respaldo nacional lo dio el marco jurídico derivado de la Reforma Energética en México (2013).

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Si bien la política energética de la administración en turno no tiene la intención de revertir dicha reforma, sí ha tomado medidas consistentes con sus principales derroteros: la soberanía y seguridad energéticas. Este aspecto ha disgustado profundamente a los capitales privados/extranjeros; quienes han amenazado con retirarse de México, pues consideran haber sido afectadas en sus inversiones. Sin embargo, no queda claro que se refieren a contratos, inversiones o coinversiones en marcha.

Esto invita a considerar que su molestia tiene que ver más bien con el acceso a negocios, mercados de su interés y otras oportunidades financieras que no han podido concretarse aún. Y se visibiliza en una supuesta ineficacia de las entidades regulatorias para resolver sus peticiones. 

El problema de fondo es un T-MEC que buscó satisfacer a todos los actores y cuyo marco jurídico da cabida para que cada país encuentre argumentos a su favor; un marco en el fondo inconsistente, si no es que totalmente esquizofrénico. Las disputas y desavenencia podrían resolverse en favor del más fuerte, de “América primero”. No obstante, el juego electoral en los EUA puede modificar los resultados en favor del débil: de México. 

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