La reunión de la OPEP e invitados, sostenida la semana pasada vía remota, ha traído muchos comentarios en las redes sociales relacionados con la posición de México al no aceptar la propuesta de reducción o cierre de producción.
El cierre indicado por Arabia Saudita para México fue de 400 mil barriles por día (mbpd), lo cual representa aproximadamente 23% de su producción. Ésta fue rechazada por la Secretaria de Energía, argumentando que nuestro país se encuentra en un programa de recuperación de la empresa nacional.
Después de consultas internas con el Presidente, la contrapropuesta de México a la OPEP fue aceptar un cierre de 100 mbpd; alrededor del 6% del rendimiento actual de Pemex. Independientemente de si estamos de acuerdo o no con la decisión tomada por el gobierno mexicano, hay aspectos técnicos asociados al descenso de producción, los cuales representan un riesgo de alto impacto para el campo o yacimiento en donde se efectúe el cierre del pozo.
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Los campos en explotación se comportan de acuerdo con la fase en que se encuentran en su ciclo de vida. Un yacimiento recién descubierto normalmente tiene suficiente energía, es decir, presión, que permite la productividad de los pozos por flujo natural. Ello significa que el barril extraído puede transitar desde el fondo hasta la superficie, y llegar hasta las baterías o plataformas de producción para su almacenamiento.
En la medida en que se avanza en la explotación, llega un momento en el cual la energía ha descendido, producto del tiempo de dicha actividad y de la producción extraída y acumulada. Entonces es necesario ayudar al pozo para que pueda producir y se instalan equipos que ayudan a la extracción del barril. Estos pozos ya no producen por flujo natural, necesitan ayuda con levantamiento artificial.
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Existen varios métodos para ayudar al pozo a producir, y cada uno de ellos se selecciona con base en el tipo y condiciones de la formación; entre ellos, el yacimiento, la disponibilidad de gas existente en el mismo y otras características técnicas para seleccionar el sistema más apropiado. La mayoría de los pozos en México producen con el método de levantamiento artificial.
Éstos son afectados con cierres de producción, y muchos de ellos, por no decir todos, cuando vuelven a abrirse simplemente no producen. En algunos casos se provoca daño en los sistemas de levantamiento artificial, bien sea en los balances de inyección de gas en sistemas neumáticos, o daños en las bombas de subsuelo en el caso del bombeo mecánico o electrosumergible.
Además de afectar las condiciones estáticas del yacimiento, también se perjudican las condiciones dinámicas o flujo del yacimiento al pozo, y la capacidad o fuerza artificial para poder extraer el hidrocarburo del fondo del pozo a la superficie. De la misma manera se dañan los equipos y deben reemplazarse. En consecuencia, hay un costo del trabajo para realizar el reemplazo del equipo, bien sea la bomba del subsuelo, o algún otro dispositivo instalado.
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Esta característica de los yacimientos en México no necesariamente es igual en Rusia, Arabia Saudita y otros países árabes. En ellos existe una gran cantidad de pozos produciendo por flujo natural, debido a las características de sus yacimientos. En estos casos, el cierre no ocasiona daños severos, además el proceso para inducirlos a producir de nuevo no es tan complicado, ni costoso.
Por ello, es muy importante planear rigurosamente cada cierre desde el inicio de la operación, así como registrar las condiciones del yacimiento y de cada pozo en ese momento. La estrategia funcionaría como un mapa de las condiciones existentes al cerrar el pozo y facilitará replicar esa misma condición al momento de su apertura.
Si esto no se logra, hay que invertir en trabajos de reparaciones mayores o menores; mismos que representan desembolsos que ni la OPEP, ni Arabia Saudita van a reconocer. Además, el daño puede ser irreversible. México tiene que usar estos argumentos en las mesas de discusión. Por esto, es importante que en las reuniones futuras con la OPEP, expertos de Pemex Exploración y Producción acompañen al Director General y la Secretaria de Energía; a fin de aportar los argumentos técnicos que puedan ser requeridos.
Nota extraordinaria
Los precios del crudo el día 20 de abril sufrieron una caída catastrófica, llegando por primera vez en la historia a cotizaciones negativas. Sin duda el COVID-19 continúa cambiando el curso de la historia.