La perforación direccional en los últimos tiempos se ha vuelto una práctica operacional indispensable para controlar la inclinación; así como la dirección de un pozo para poder interceptar un objetivo predeterminado en el subsuelo.
Entre las muchas aplicaciones para perforar un pozo direccional se pueden mencionar: ventanas y “side track”. También hay múltiples pozos con direcciones diferentes desde el mismo conductor para perforar yacimientos en las cercanías de domos salinos y otros objetivos de difícil acceso, en pozos horizontales, para pozos de alivio; re-entrada y multilaterales, entre otros.
Existen múltiples aplicaciones referentes a pozos direccionales que hacen cada vez más demandante la utilización de tecnología; y mejores prácticas operacionales y de ingeniería para lograr realizar con éxito un determinado proyecto.
Los factores que se debe tomar en cuanta al momento de emprender un proyecto de perforación de un pozo direccional, son el diseño BHA óptimo; las barrenas adecuadas a utilizar, el plan direccional y las características de la formación a perforar, como la dureza y el ángulo de las capas. Los factores pueden influir directamente en la trayectoria direccional.
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Considerando la importancia que debe de tener la dureza y echados de la formación para poder alcanzar la trayectoria; se afirma nuevamente la hipótesis: que la dureza de la roca y la dirección opuesta de la inclinación de las capas versus la inclinación de la trayectoria; pueden estar afectando la taza de construcción del plan direccional.
Se determina la importancia de contar con registros de echados en campos donde se observe ciertas tendencias que desvíen las trayectorias direccionales en un campo; las cuales determinarán si están influenciadas por el echado de la formación.
El ingeniero Euler Guevara presentó el trabajo en la reciente edición del Congreso Mexicano del Petróleo (CMP).