Baterías. Hoy día la tecnología de la que disponemos permite que la energía del sol y del viento, entre otras, sea cada vez más eficiente y más fácil de aprovechar.
Es un hecho que el fin de las energías fósiles es una cuestión de tiempo y los avances tecnológicos son fundamentales para caminar en esa dirección.
También servirán esos avances para vislumbrar con mayor claridad cuándo se producirá el gran salto en la transformación.
Hacia una era en la que el mundo se moverá mayoritariamente con energías limpias.
Un porcentaje significativo de la electricidad que usamos hoy proviene de fuentes renovables.
Y el almacenamiento a gran escala de esa energía es uno de los principales retos para su aprovechamiento.
Acumular energía permitirá disponer de electricidad cuando no sople el viento, por ejemplo.
Es así como uno de los mayores desafíos en ese camino es desarrollar baterías.
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Capaces de guardar la energía excedente de origen renovable para utilizarla cuando sea necesaria.
Hasta ahora son poco eficientes dichas baterías, ocupan mucho espacio y tienen una autonomía limitada.
Pero ya existen muchos proyectos piloto en marcha que persiguen reducir esas limitaciones.
Diferentes opciones
Por ejemplo, se trabaja ya en almacenamiento de energía eólica en baterías procedente de parques eólicos
El sistema permitirá que cuando haya un exceso de producción las baterías se carguen.
Y cuando la generación se encuentre por debajo de lo esperado, utilicen la energía almacenada para proveer a los consumidores.
Este tipo de plantas podrán ser disruptivas en el mercado energético en los próximos años.
Ya que convertirán las energías renovables, como la eólica o la solar fotovoltaica, en fuentes de energía constantes y, por extensión, serán más eficientes y predecibles.
Hay otras opciones como el bombeo hidroeléctrico, que para muchos es, de momento, la alternativa más eficiente de almacenamiento energético.
Con un rendimiento superior a las baterías más avanzadas del mercado.
Que tienen todavía un amplio desarrollo técnico por delante para convertirse en una realidad eficaz.
Según los expertos, las plantas de bombeo constituyen en la actualidad una salvaguarda para el sistema eléctrico.
Ya que posibilitan almacenar energía elevando el agua de un embalse inferior a otro ubicado a más altura.
Esto permite generar gran cantidad de electricidad de forma rápida, al turbinar el agua de bajada al embalse inferior.
Así, la energía sobrante en periodos de bajo consumo se utiliza para bombear agua de un embalse inferior a otro superior.
Obteniendo una energía que puede ayudar a cubrir las necesidades del mercado durante las horas de mayor demanda.
Por su parte, otras opciones son sistemas de almacenamiento en centrales térmicas.
Estos proyectos dotan a los usuarios de flexibilidad y mejora la respuesta ante fluctuaciones de carga en el sistema de electricidad.
Derivadas de la intermitencia que produce la mayor presencia de las renovables.
Otras grandes empresas invierten en el desarrollo de tecnologías y modelos de negocio bajos en carbono.
Como la puesta en marcha de proyectos solares, el almacenamiento de energía renovable.
La carga ultrarrápida de baterías o la recuperación de energía a partir de residuos sólidos urbanos.
Aumenta el autoconsumo
También en Europa se espera un crecimiento exponencial de las instalaciones de generación distribuida conectadas a red para autoconsumo.
Esto es debido, en parte, al abaratamiento de los costos de los equipos de generación y almacenamiento.
Precisamente, para que la generación fotovoltaica distribuida alcance todo el potencial.
Los proyectos estudian las barreras que se interponen actualmente a esta modalidad de producción y consumo en distintos países de la Unión Europea.
En el nuevo modelo libre de emisiones hacia el que inexorablemente nos dirigimos, el protagonista será la energía renovable.
Que, para asegurar la continuidad, deberá estar respaldada por sistemas fiables de almacenamiento.
Por eso, el desarrollo de las tecnologías de almacenamiento energético es clave en este proceso.
El almacenamiento permite ya desarrollar microrredes en áreas de difícil acceso para llevar la electricidad a donde sea necesario.
Se trabaja ya también en tecnologías de almacenamiento energético híbrido mediante ultracondensadores y baterías salinas.
Que sirven para regular la tensión en la red, equilibrando las bajadas y subidas provocadas por la intermitencia en la energía de origen solar.
En los próximos años los límites los pondrá la imaginación, todo está listo para una era de grandes avances en las industrias. La de la electricidad no será de ninguna manera la excepción.