Ante la incertidumbre que actualmente rodea al sector energético, las estrategias de inversión adecuadas, acompañadas de un sólido respaldo económico, se han vuelto factores clave. Gracias a estos elementos las empresas pueden reducir los riesgos en sus proyectos. De tal forma, los servicios financieros actúan como un blindaje para las compañías que buscan adaptarse a este escenario cambiante.
En los últimos meses han surgido noticias sobre las pérdidas económicas de grandes petroleras; las cuales han ajustado sus estrategias y planes de inversión privilegiando sus proyectos más rentables. Este fenómeno, aunado a la volatilidad de los precios del petróleo y la baja demanda, ha evidenciado una característica del sector energético: su constante susceptibilidad ante transformaciones económicas, sociales y ambientales.
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En este sentido, se vuelve vital contar con las herramientas necesarias para identificar y prevenir los riesgos que podrían perjudicar las operaciones. Además, es clave rodearse de los proveedores de servicios necesarios para asegurar la rentabilidad y eficiencia de los proyectos. Así, las empresas del sector podrán prepararse para responder a los cambios y asegurar; en la medida de lo posible, alcanzar sus metas a corto y mediano plazo.
Esto permitiría a las compañías administrar mejor sus activos y orientar acertadamente sus esfuerzos para continuar siendo competitivas. La flexibilidad y adaptabilidad deben estar acompañadas de una mejor planificación financiera que abarque las diversas perspectivas que influyen en el sector: recursos y fenómenos naturales, transformación tecnológica, incertidumbre económica, capital humano, entre otros.
Finalmente, se requieren instrumentos y alianzas sólidas para sacar adelante los proyectos de infraestructura y reactivar a la industria. En momentos de crisis, las diferentes fortalezas de las empresas deben unirse para crear un soporte que disminuya los riesgos.