Hidrógeno verde, la opción más sustentable. Por Elizabeth García
El hidrógeno funciona como una unidad de almacenaje y un distribuidor de energía. Es utilizado como materia prima, o bien, para la creación de fertilizantes y plásticos. Pero, sobre todo, el sector del transporte lo utiliza como un combustible.
Resulta evidente que la sustitución del hidrógeno frente a los combustibles fósiles, podría ayudar impulsar la descarbonización. Sin embargo, no todas las formas de producir hidrógeno están libres de emitir gases de dióxido de carbono (CO2).
Además, el hidrógeno no es una fuente de energía como tal, sino un vector energético, obtenido a través de fuentes de energía como el agua y los hidrocarburos. Con el objetivo de distinguir los diferentes procesos de obtención del hidrógeno, así como, de medir el nivel de sus emisiones, la Agencia Internacional de Energía clasificó al hidrógeno en colores.
El hidrógeno gris, negro o café se obtiene mediante el reformado de hidrocarburos, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono. Por su parte, el hidrógeno azul también se forma de los combustibles fósiles, pero mediante técnicas que capturan y almacenan las emisiones de CO2, sin embargo, no deja de ser contaminante.
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En cambio, el hidrógeno verde se consigue mediante la electrólisis del agua, es decir, la división del agua en sus componentes básicos (hidrógeno y oxígeno). A diferencia de los otros tipos, el hidrógeno verde no genera emisiones contaminantes en la atmósfera y es la opción más sustentable.
Asimismo, este tipo de hidrógeno genera el triple de energía, a diferencia de otros combustibles. Otra ventaja es que, el hidrógeno verde se puede almacenar en grandes cantidades, durante largos periodos de tiempo y distribuirse fácilmente.
