Energía en miras de perspectivas de Seguridad – Diana Meneses, Agencia de Energía del Estado de Puebla
En México, desafortunadamente se produce menos energía de la que el Estado tiene la necesidad de consumir. De acuerdo con el Balance Nacional de Energía 2019, el índice de independencia energética fue de 0.72; cuando lo deseable sería lograr un resultado mayor a 1. Es decir, se requiere de la importación de energía para satisfacer las diversas necesidades que las actividades económicas y las dinámicas sociales requieren.
Si bien, la falta de independencia energética ya supone un reto para el crecimiento económico, como se puede ver reflejado en el PIB; es también importante explorar en qué sentido la carencia de independencia energética, la producción y abastecimiento energético en general, son una preocupación de seguridad. Esto puede analizarse con una mirada hacia la Seguridad Energética, pero debe también considerar diferentes niveles de seguridad, como la seguridad humana.
Seguridad Energética
La Seguridad Energética es un término utilizado desde el siglo XX y ha evolucionado en cuanto a su enfoque y preocupación. Desde la geopolítica, atiende al poder y distribución de la energía, mientras que, desde otra perspectiva como la de ciencias e ingenierías; fija su atención en la vulnerabilidad de los sistemas energéticos. Así también se puede entender desde una mirada económica, que va de la rentabilidad comercial y hasta la capacidad de producción y su planificación.
Dicho de otra manera, a partir de este nivel de seguridad, se ha estudiado a la energía como un tema de interés integral y multidisciplinario. En este sentido, la CEPAL promoviendo la Seguridad Energética como meta, hace la propuesta de cuatro indicadores para poder cuantificarla. Estos son: dependencia externa, agotamiento geológico y esfuerzo exploratorio, seguridad en la producción y logística de combustibles, y finalmente, seguridad energética en la industria eléctrica.
Además, no se puede dejar de considerar que son diversas las variables que condicionan a la Seguridad Energética; tales como la cultura e historia, la estructura social, los proyectos públicos, la inversión, etc. Mismas variables que, a su vez, modifican la definición de este concepto según sea el contexto. Es decir, en cuanto a la realidad mexicana, Víctor Rodríguez menciona que Seguridad Energética incluye solidez en el abastecimiento energético, así como estabilidad y utilidad en la exportación de crudo, por ejemplo.
Seguridad Humana
Por otro lado, la perspectiva de análisis de Seguridad Humana, es compatible con el objetivo de desarrollo económico y social que tiene la distribución energética. Primero, cabe resaltar que este nivel de seguridad, relativamente nuevo, hace referencia a: ”(…) determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos” (Asamblea General de la ONU, 2012).
Esto es, basar la atención en el bienestar y desarrollo de la ciudadanía y sin dejar de responsabilizar a los gobiernos; también incluir la colaboración de diferentes sectores y actores, tales como organizaciones internacionales, asociaciones y sociedad civil.
Esta perspectiva centra sus esfuerzos en generar soluciones que sean compatibles con la realidad local, así como alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se han acordado en la agenda internacional. En este sentido, y ejemplificando cómo este enfoque de seguridad toma forma, un caso de estudio que vale la pena señalar es el de la Agencia de Energía del Estado de Puebla, desde su Programa Institucional: “Desarrollo Energético Sustentables” y Programa Especial: “Fomento del Desarrollo Energético Sustentable”.
Crecimiento económico, sustentabilidad y justicia social
Ambos programas tienen como objetivo garantizar el suministro de energía e ir más allá, diversificando las fuentes de energía, así como la colaboración de actores tanto gubernamentales como privados. Así como el fin es cumplir con estándares internacionales a consideración de la realidad local, procurando crecimiento económico, sustentabilidad y justicia social.
Lo enriquecedor es que, a partir de ambas perspectivas, se atienda el tema energético con diferentes puntos de atención y propuesta que favorecen al estudio, planeación, protección y producción de la energía como un recurso vital. La presente situación del país requiere de la mejora colaborativa de actores públicos y privados, a fin de lograr que México alcance Seguridad Energética y a la par satisfaga la seguridad humana.