En la gira por el sureste del presidente López Obrador, Petróleos Mexicanos, a través de su titular, Romero Oropeza, dio a conocer el descubrimiento más importante de los últimos treinta años en la región: el campo Quesqui de 34 kilómetros cuadrados, un yacimiento gigante de 500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente en reservas 3P.
En dicho campo, ubicado en Huimanguillo, se desarrollarán 11 pozos para alcanzar una producción de 69 mil barriles por día de aceite y 300 millones de pies cúbicos de gas en el próximo año. Para el 2021, se tiene proyectado alcanzar una producción de 110 mil barriles diarios y 410 millones de pies cúbicos, tanto de aceite como gas; acelerando la producción en el sureste del país.
Lee también: El Sector Energético en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020
En Tabasco, se desarrollan otros tres nuevos campos: Cibix, Valeriana y Chocol, localizados en Jalpa de Méndez, Centro y Comalcalco, respectivamente. Además, para 2020 se perforarán 21 pozos, y para 2021, 24 pozos más. Con estos nuevos campos y su desarrollo, se estima incrementar la producción de aceite en la región sur terrestre de 215 a 500 mil barriles por días, hacia 2024.
Después de casi sesenta años de que Tabasco contribuyera con las tres cuartas partes de la producción nacional de hidrocarburos, el sureste vuelve a ser el epicentro de la reactivación energética del país. De los 22 nuevos campos en que está basado el Plan de Negocios de Pemex 2019-2023, 18 están en aguas someras del litoral de Tabasco y la Sonda de Campeche; y cuatro están en tierra, tres en Tabasco y uno en Veracruz. Ante este horizonte, hoy más que nunca cobra relevancia un nuevo federalismo de tipo energético, donde entidades como Tabasco y Campeche puedan superar sus rezagos ancestrales a partir del sector energético como la principal palanca de desarrollo.
Por: Manuel Rodríguez