En los últimos 35 años, Arabia Saudita ha detonado cuatro guerras de precios de petróleo, incluida la actual. Todas duraron al menos un año y los precios se desplomaron más de 50%.
La historia no se equivoca. En las guerras todos pierden, nadie gana; pero para los árabes, esa premisa parece no importar, por ahora. Y es que las proyecciones anticipan un prolongado conflicto; primero, contra Rusia; y después, contra ellos mismos, porque un pleito extendido los arrastraría hacia una recesión.
Recordemos que Arabia Saudita sacudió al mundo el 8 de marzo con la noticia que inundaría el mercado con petróleo barato a partir de abril; en represalia a la negativa de Rusia para sumarse a su política de recortes de producción.
La iniciativa buscaba contener la caída de la demanda mundial de hidrocarburos por el impacto de la pandemia Covid-19. Desde el anuncio los precios se han desplomado más de 50% y se han hundido a niveles mínimos de 18 años.
Lo peor es que las expectativas sugieren que la economía mundial se precipita sin remedio hacia una profunda recesión, por la crisis sanitaria global, agudizando aún más la abrupta caída de los precios del petróleo y sus derivados.
Bajo este escenario, los dos principales perdedores serían Arabia Saudita y la industria del petróleo de esquisto estadounidense, que de hecho, éste segundo estaría muy cerca de la quiebra.
Esa industria, que tiene un valor de siete billones de dólares –entre producción, infraestructura y empleos–, requiere al menos precios de 45 dólares por barril para que la producción sea rentable . El actual se ubica a menos de 30 dólares.
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En el caso de Arabia, la previsión de un conflicto prolongado llevaría a la economía del Reino a la quiebra. Un riesgo que en anteriores guerras fue calculado, pero que en la actualidad, podría no controlar.
En la “primera guerra”, en noviembre de 1985, Arabia Saudita inundó el mercado. El petróleo cayó 68% en seis meses, al pasar de 31 dólares a 9.75 dólares por barril. La bandera blanca llegó 13 meses en diciembre de 1986.
La “segunda guerra” comenzó en noviembre de 1997 cuando Riad aumentó la producción para hacer frente a Venezuela, que estaba ganando cuota de mercado en Estados Unidos. El petróleo se desplomó 50% al pasar de 20 dólares a 9.90 dólares el barril. La paz llegó 17 meses después en abril de 1999.
La “tercera guerra” ha sido la más prologada, con una duración de 22 meses, de noviembre de 2014 a septiembre de 2016; cuando el Reino adoptó una política de bombeo a voluntad, para hacer frente a revolución del shale de EU. El petróleo colapsó 70%, cayendo de cerca de 100 dólares por barril a 27.88 dólares.
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Esta vez, las proyecciones apuntan a un conflicto largo y con impactos dramáticos. En guerras pasadas, los precios cayeron lentamente durante un periodo de meses; ahora se han desplomado en días.
Se estima que Rusia podría soportar hasta 10 años con un precio de 25 dólares el barril; en gran medida, porque tiene una economía diversificada; a diferencia de Riad, que está recargada 100% en el petróleo. Un petróleo que el mismo Reino ha abaratado.
Los especialistas estiman que los precios se podrían recuperar ligeramente en la segunda mitad del año, encontrando un piso sobre los 30 dólares; sin esperar un regreso a los 50 dólares en lo que resta del año.