Existen diversas situaciones en la vida cotidiana, en los negocios, en los diferentes sectores o en la responsabilidad de dirigir un país, que están sometidas a diversos riesgos e incertidumbres que pudieran impedir que se cumpla exactamente lo que uno anhela.
Para afrontar los riegos e incertidumbre, generalmente se realizan análisis de la situación actual, se elaboran planes y se establecen objetivos estratégicos alineados con la razón de ser y las aspiraciones. Además, se definen acciones, duración, responsables e indicadores que, conforme avance el tiempo, permitirán conocer si lo que sucede está acorde con el plan o en rumbo para cumplir los deseos de una manera aceptable.
Sin embargo, a pesar de los análisis, existen circunstancias difíciles de predecir, como por ejemplo: pandemias; precios desafortunados de los productos que se venden en niveles jamás vistos; retrasos de actividades; incumplimientos del cliente o del proveedor; accidentes, entre otras, que provocan la modificación de los proyectos.
Cuando esas circunstancias aparecen, y no se cuenta con un plan de mitigación para afrontarlas, es el momento en el que todos los integrantes de ese negocio, sector o país, deben presentar e implementar tácticas que permitan resolver la condición o escenario que acontezca.
Algunas de las estrategias más rápidas, aunque no fáciles de implementar, pudieran ser: solicitar incentivos, condonar impuestos, otorgar créditos, diferir o reducir pagos de impuestos. Igualmente, recortar la planta laboral, cancelar contratos, suspender o abandonar obras, recortes presupuestales, reducción de salarios y otras que pudieran funcionar o no.
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Con referencia al sector de los hidrocarburos, es necesario implementar alguna de esas medidas tradicionales, pero también reflexionar sobre otras estrategias. Éstas pudieran atraer inversiones, crear empleos, generar más oportunidades, multiplicar los frentes de trabajo en áreas petroleras; obtener ingresos por las actividades en dicho sector, proponer obras y proyectos, generar competencia y promover alianzas, entre muchos beneficios más para el país.
Al respecto, algunas de las acciones pueden ser: incrementar la capacidad de ejecución, financiera y técnica; que permita aprovechar más de 450 áreas con potencial para ser exploradas y, en su caso, extraer hidrocarburos. También, definir los campos y áreas petroleras en las que se requieren socios que cuenten con las tecnologías para recuperar más hidrocarburos de manera rentable.
Asimismo, contar con la regulación que permita mayor flexibilidad a los reguladores y operadores petroleros para la toma de decisiones en las situaciones actuales. Esto permitiría evolucionar hacia la supervisión de actividades petroleras para identificar áreas de mejora y hacer los ajustes necesarios y permitidos que maximicen el valor de los hidrocarburos.