Royal Dutch Shell registró una pérdida neta de 18,100 millones de dólares en el segundo trimestre. La caída de los precios del petróleo y una gran depreciación de activos por los efectos de la pandemia impactaron sus resultados.
Las pérdidas contrastan con las utilidades de 3,000 millones de dólares que el grupo petrolero anglo-holandés reportó en el segundo periodo de hace un año.
La compañía incluyó en sus cuentas trimestrales una carga de 16,800 millones de dólares para tomar en cuenta la baja del precio del petróleo.
Sin incluir ese cargo, la petrolera anglo-holandesa reportó ganancias ajustadas de 638 millones de dólares para el segundo trimestre de 2020. Esa cifra es menor a la ganancia neta de 3,500 millones de dólares en el mismo periodo del año anterior, y 2,900 millones de dólares en los primeros tres meses de 2020.
«Si miran el trimestre, tuvimos, en realidad, un trimestre bastante creíble. Así que, por supuesto, los 16,800 millones de dólares de deterioro se destacan, pero eso es un efecto especial. Si miras las ganancias de 600 millones de dólares o, más importante, los 6,500 millones de dólares de flujo de caja; eso muestra que en realidad la compañía tiene mucha fuerza operativa», comentó Ben Van Beurden, CEO de Shell.
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En una nota a los accionistas el 30 de junio, Shell dijo que esperaba que los futuros del crudo Brent promediaran 35 dólares por barril en 2020; por debajo de una previsión anterior de 60 dólares para el índice de referencia internacional.
Shell pronostica que los precios mundiales del petróleo durante los próximos tres años se mantendrán muy por debajo de los niveles promedio del 2019; en 35 dólares por barril en este año, 40 dólares en 2021, y entre 50 y 60 dólares en los años 2022 y 2023 respectivamente.