La profunda crisis actual de los precios del petróleo ha ocasionado ajustes a nivel global. Por un lado, todos los países y empresas petroleras se enfrentan al reto de disminuir sus niveles de producción para cumplir el acuerdo con la OPEP+.
Por otra parte, tienen la responsabilidad de garantizar la rentabilidad de los proyectos. Indudablemente, la pandemia del coronavirus ha generado un fuerte impacto negativo en los resultados económicos; modificando las relaciones comerciales y la dinámica de los procesos industriales relacionados, a consecuenca de la baja demanda.
En sentido opuesto, analistas e instituciones, como la CEPAL, han mencionado que la coyuntura actual acelerará algunas transformaciones que ya estaban en proceso. Dos fundamentales son la digitalización y la robótica, sorteando las limitaciones humanas y potenciando las capacidades de los procesos. Los avances tecnológicos, en hardware y software, cada vez ofrecen mayor rapidez, eficiencia y precisión.
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En este sentido, la robótica marina especializada para las actividades petroleras, es una oportunidad, no sólo para explorar áreas desconocidas o de imposible acceso para el hombre; sino también para minimizar los riesgos a los que se enfrentan los trabajadores de esta industria.
Como resultado de las licitaciones petroleras, el 47% de las áreas adjudicadas son marinas. Del total, 31 se ubicaban en aguas someras y 28 en profundas. Lo anterior, representa una enorme oportunidad para la nación. Sin embargo, para su explotación es indispensable el aprovechamiento y aplicación de las tecnologías y herramientas más innovadoras, entre las cuales, la robótica ofrece un gran potencial.
Frente a los avances se han emitido opiniones encontradas, pues hay quienes consideran que el desarrollo tecnológico también implica el desplazamiento de la fuerza laboral. Sin embargo, para 2025 habrá una demanda de más de 5 millones de especialistas; tan sólo en Estados Unidos. Tanto la explotación de los recursos localizados en el subsuelo submarino, así como las nuevas herramientas, implican importantes oportunidades; las cuales sólo serán accesibles para quienes dediquen el tiempo y esfuerzo necesario para dominarlas.
Es así que en el mar mexicano, se presenta un escenario que bien gestionado, puede impulsar al país a sobrellevar, pasar y superar esta fuerte crisis. Pero, también es cierto, será necesario dar espacio a la recuperación de la demanda mundial de hidrocarburos, para conseguir la revitalización de los precios que hoy castigan, como nunca en la historia, a esta industria y a la economía en todo el planeta.