En el número anterior de nuestra revista, señalé sucintamente que el Plan de Negocios de Pemex 2019 – 2024 carece de planteamientos en materia de investigación y desarrollo tecnológico. Desde mi punto de vista, es fundamental que, además de repensar y fortalecer su relación con el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), desde Petróleos Mexicanos. Mismo se establezca una decidida estrategia tecnológica que defina áreas de oportunidad, metas claras y objetivos específicos para la investigación; desarrollo, innovación y asimilación tecnológica de la empresa.
Lo anterior podría incluir la constitución en el organigrama de Pemex de un espacio institucionalizado para definir, instrumentar y coordinar todos los esfuerzos que se hagan en materia científica y tecnológica. Con el fin de que le proporcionen ventajas comparativas frente al resto de las operadoras, dentro y fuera del país. Por lo tanto, la especialización tecnológica, en alguna o algunas áreas estratégicas, podría también fortalecer el papel y la posición de Pemex en eventuales alianzas con otras petroleras.
En el largo plazo, solo podremos tener una industria y una empresa petrolera nacional competitivas si están apoyadas en una sólida base científica y tecnológica. Además, inconcebible que un país como el nuestro, con más de un siglo de historia petrolera; sólo pueda insertarse en el mercado petrolero internacional gracias a su potencial geológico y no a sus capacidades científicas, técnicas y de gestión.
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Por ende, más allá del Plan de Negocios de Pemex, es indispensable que el gobierno implemente políticas públicas destinadas a que el Instituto Mexicano del Petróleo coadyuve en la definición de necesidades, prioridades, metas y objetivos; para la investigación, desarrollo e innovación tecnológica del sector.
Ahora bien, tras años desde que Pemex ha visto al IMP «como un proveedor más», olvidando o desdeñando la razón de ser del Instituto en el marco de la industria nacionalizada, el resultado ha sido un creciente deterioro de su situación económica y una pérdida considerable de su capital humano. Como consecuencia, el objetivo de revertir esta situación, sería necesario modificar las Leyes Federales de Responsabilidad Hacendaria del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo de Ciencia y Tecnología, para:
- Incrementar del 0.65% de la renta petrolera al 1% del valor de la producción en el plan de negocios. El monto destinado para la investigación científica, desarrollo tecnológico y formación de recursos humanos; asignando dicho incremento a financiar las labores de investigación básica del IMP.
- Apoyar presupuestalmente al Instituto Mexicano del Petróleo para garantizar su viabilidad y, en particular, la de su Centro de Tecnologías para Aguas Profundas. El Ejecutivo Federal debiera asumir, de manera extraordinaria y durante un año; el costo de operación del IMP para evitar que siga perdiendo capital humano, en tanto sus finanzas se fortalecen a través de una mayor interacción con Pemex y gracias al cambio fiscal propuesto.
Paralelamente, se deben evaluar los fondos sectoriales para la investigación y, conforme a la evaluación de su desempeño y de los resultados obtenidos, reestructurarlos y alinearlos a la política tecnológica del sector.
Finalmente, el objetivo sería la constitución de un sistema sectorial de innovación, que articule en su seno los esfuerzos del Estado, las instituciones públicas y privadas de investigación, así como de los operadores petroleros mismos. De otra manera, los fantasmas del extractivismo y el rentismo seguirán recorriendo nuestro sector petrolero.
Una aproximación al plan de negocios de Pemex, por: Fluvio Ruiz Alarcón