El precio de la mezcla mexicana cerró el viernes con una ganancia moderada, pero no logró evitar registrar su peor caída semanal desde marzo.
Los precios del petróleo reportaron variaciones porcentuales negativas en la semana, presionados por la apreciación del dólar y por las expectativas de un aumento de la producción global de hidrocarburos. Un dólar fuerte usualmente resta atractivo a los commodities comercializados con la divisa estadounidense.
El mercado estima que, tras el potencial acuerdo de la OPEP+, la producción global de petróleo aumentará en el último trimestre del año. Los precios del petróleo acumularon una ganancia de 50% en el primer semestre del año, en gran medida, por una menor producción de los principales productores del mundo.
Ese contexto, de acuerdo con Pemex, el precio de la mezcla mexicana de exportación perdió en la semana 2.17 dólares o 3.2%. Su peor caída semanal desde finales de marzo. En la sesión del viernes, el insumo mexicano rescató una ganancia de 14 centavos, o 0.20%, para cerrar en 67.88 dólares, su menor pizarra en un mes.
La mezcla mexicana, que el martes concluyó en 70.93 dólares por barril, su precio más alto desde octubre de 2018, acumula una ganancia de 43% en lo que va del año.
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En Londres, el contrato del crudo Brent avanzó 0.2% para cerrar en 73.59 dólares el barril; sin embargo, en la semana perdió 2.6%, su peor caída desde mayo. Mientras en Nueva York, el West Texas Intermediate (WTI) ganó 0.2% para cerrar en 71.81 dólares el barril. En la semana descendió 3.7%, su peor merma semanal desde marzo.
Hace dos semanas, el crudo Brent repuntó hasta 77.84 dólares, su nivel más alto desde octubre de 2018; mientras que el crudo WTI escaló hasta 76.98 dólares, su nivel más alto desde noviembre de 2014.
A comienzos de julio los precios del petróleo aún acumulaban un rally de 50% en los mercados internacionales; por la expectativa de una recuperación sostenida de la demanda de hidrocarburos en los principales países industrializados.
Sin embargo, los mercados se mantienen a la expectativa de la evolución de la variante Delta, una cepa más agresiva que el Covid-19; la cual podría moderar la recuperación de la economía mundial y frenar la demanda global de combustibles.