Inversión pública en infraestructura de almacenamiento de combustibles: Un paso clave hacia la soberanía energética – Paola Sánchez
En el contexto actual mexicano, es una tarea necesaria desarrollar las capacidades de construcción y mantenimiento de infraestructura para el almacenamiento de combustible. Sólo así el país avanzará hacia la seguridad y soberanía energéticas.
Una de las cosas que la pandemia y el confinamiento sanitario dejaron en claro, fue el hecho de que las economías requieren mayor preparación ante contextos adversos como el cierre de actividades. Según datos de la Secretaría de Energía, tan sólo en el caso de México, el 85% se destina al sector de transportes. Por lo tanto, un cambio o interrupción en la oferta de hidrocarburos causa afectaciones notorias en la movilidad de mercancías y personas.
En este mismo sentido, una movilidad detenida reduce la demanda de combustibles, y a la par puede producir una sobreoferta petrolífera; poniendo en jaque a las capacidades de almacenamiento y distribución.
Seguridad energética
La Agencia Internacional de Energía (AIE) define la seguridad en el sector como “una disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a precios accesibles”. Por eso, una estrategia que asegure una red estable de combustibles, no debe considerar sólo la producción o el transporte, sino también las capacidades de almacenamiento.
De este modo, se requieren dos compromisos principales; el primero implica un sistema que pueda responder pronta y eficientemente a los cambios repentinos en el balance de oferta y demanda.
La segunda tarea requiere de inversiones de largo plazo, las cuales respondan a las necesidades económicas, sociales y ambientales del contexto nacional e internacional.
Ambos compromisos responden a circunstancias actuales que son dinámicas y, hasta cierto punto, inciertas. No obstante, la actual política pública de almacenamiento mínimo de petrolíferos, establece que durante el periodo 2020 a 2025, “se deben tener 5 días de inventario mínimo para gasolina y diésel”. Además, los datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, durante 17 años sólo se ha construido un almacén de combustible en todo el país.
Incrementar la capacidad de almacenamiento
Lo anterior marca un notorio contraste frente al ideal de 10 a 15 días señalado por profesionales del sector, como Roberto Díaz de León, presidente de Onexpo Nacional. Otro indicador es el de la Secretaría de energía, en el cual se contempla que el nivel de almacenamiento debe tener capacidad de satisfacer hasta 21 días de demanda.
Dadas estas circunstancias, es importante pensar en la seguridad en el sector como un paso importante hacia la soberanía energética de México. Al respecto, tanto la inversión en almacenamiento como los inventarios estratégicos juegan un papel esencial.
El primer elemento permitirá a México poseer una mayor capacidad de maniobra en momentos de crisis, como lo fue el inicio de la pandemia por coronavirus; en el cual se requirió con urgencia equilibrar la relación oferta demanda. Por su parte, los inventarios estratégicos, tendrían como consecuencia cubrir de mejor manera las políticas y proyectos energéticos del país.
Finalmente, cabe añadir que, para alcanzar la soberanía energética, no sólo se trata de estrategias de inversión en infraestructura para almacenamiento; sino en apuntar hacia toda la diversificación, innovación, mantenimiento e integración de toda la infraestructura petrolífera del país.