En medio de un panorama energético global en constante evolución, México emerge como un campo fértil para el desarrollo del hidrógeno verde, una fuente de energía limpia que promete revolucionar tanto el sector energético como el ambiental del país. Romina Esparza, Directora de Desarrollo de Negocio de Black & Veatch en México, detalla el potencial y los retos que enfrenta este innovador sector.
“México tiene un enorme potencial para el desarrollo de la industria de Hidrógeno Verde», afirma Romina.
Subraya la dualidad de esta fuente de energía no solo como combustible limpio, sino también como un método avanzado de almacenamiento de energía. “Este último punto es vital para una economía en franco proceso de expansión industrial como la mexicana. Especialmente en el actual contexto de nearshoring, donde “se demanda no solo una mayor producción de energía, sino métodos de almacenamiento eficientes”.
“La capacidad de México para aprovechar esta energía es notable, con estimaciones que apuntan a la posibilidad de instalar más de 20 teravatios de electrólisis. Produciendo más de 1,400 millones de toneladas de hidrógeno verde”.
Esparza destaca que este volumen de producción es apenas el inicio. “Con un futuro prometedor para la industria que crecerá al ritmo de los proyectos de generación renovables. En particular, los de energía eólica y solar, los cuales tienen un potencial de crecimiento enorme en México”, destaca.
A pesar del optimismo, Romina reconoce que existen desafíos significativos en el camino hacia la adopción masiva del hidrógeno verde en México.
“No vemos ningún obstáculo mayor en la actualidad que impida el desarrollo de la industria a gran escala en México”, señala. Aunque admite que «siempre existen retos para el desarrollo de una nueva industria».
Entre estos, la “falta de conocimiento del rol clave de los métodos de almacenamiento limpios” y la “competencia internacional” son factores críticos a superar.
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Para impulsar el sector del hidrógeno verde en México, ella enfatiza la importancia de las inversiones y asociaciones entre los sectores público y privado. Relata cómo “las inversiones del sector público y privado son igualmente importantes” para generar sinergias complementarias.
Menciona proyectos estratégicos de PEMEX y CFE. Así como el interés de más de “60 empresas en México que ya participan en la cadena de valor industrial del hidrógeno verde”. Demostrando un mercado atractivo para desarrollos futuros.
En cuanto al marco regulatorio, Romina sugiere que, aunque se ha avanzado, “es necesario desarrollar instrumentos para un marco que regule su implementación en específico”. Este sería un paso esencial para “acelerar el desarrollo de esta industria”.
Mirando hacia el futuro, Romina Esparza es optimista sobre el papel del hidrógeno verde en la matriz energética de México. Proyectando que “reúne todas las condiciones clave para convertirse en el método principal de almacenamiento”. Además, destaca el potencial de México para liderar en la producción y exportación de hidrógeno verde, especialmente hacia el Suroeste de Estados Unidos.
La visión de Romina Esparza sobre el hidrógeno verde en México no solo resalta el potencial económico y ambiental de esta fuente de energía. Sino que también plantea un llamado a la acción para superar los retos existentes. A través de la colaboración entre el sector público y privado, junto con el desarrollo de un marco regulatorio adecuado, México está en camino de convertirse en un líder en la transición hacia una economía energética más limpia y sostenible.
“México está en camino de convertirse en un líder en la transición hacia una economía energética más limpia y sostenible”, valida.
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