El futuro de la producción y la oposición de opiniones
El cumplimiento del Plan Nacional para la Producción de Hidrocarburos, presentado por el nuevo gobierno, es uno de los retos más grandes en la historia petrolera de nuestro país. El agotamiento de los campos gigantes, que alguna vez figuraron entre los más grandes del mundo, ha hecho de la declinación el mayor obstáculo.
El deseo es unánime, pero las opiniones están totalmente opuestas. La riqueza que generan 2.48 millones de barriles diarios, aún con precios bajos, indudablemente podría catapultar a México al lugar en el que siempre lo hemos querido tener.
Sacaría a millones de personas del rezago (en todos los sentidos), convertiría al país en un desarrollador y exportador de tecnología (para dejar de ser sólo manufacturero); transformaría a la nación en una capaz de aprovechar su impecable mano de obra; así como sus excelentes costos de manufactura, y su gran habilidad para asimilar tecnología. Se lograría sacar el máximo provecho de la cuarta transformación industrial en la que el mundo está inmerso desde hace varios años.
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Conseguir el incremento en el futuro de la producción es indispensable, sin embargo, algunos expertos técnicos y financieros apuntan que la meta es imposible de cumplir; ya que con la declinación de campos como Ku-Maloob-Zaap, el aumento a conseguir deberá ser de más de millón y medio de barriles diarios para 2024. Además, también destacan que sin la explota- ción de los no convencionales (sin fracking), será más que una tarea imposible. En el lado opuesto, otros, también expertos técnicos, aseguran y garantizan que la respuesta está en aguas no tan profundas del Golfo de México; en sitios que los responsables ante- riores desconocen.