La falta de conocimiento sobre la técnica de fracturación hidráulica (fracking) para obtener gas y aceite shale ha evitado que países, como México, disfruten de los beneficios de los recursos no convencionales. El desarrollo de shale en Estados Unidos tomó al mundo por sorpresa; transformó a un país importador de hidrocarburos, en gran potencia mundial en el tema. Se han generado una serie de mitos alrededor de esta cuestionada actividad. Si bien, estas suposiciones pueden partir de preocupaciones genuinas, han desvirtuado los beneficios legítimos de estos recursos.
Los dos mitos más comentados son que el fracking contamina el agua y causa sismos. En el primer caso, está comprobado que con las correctas prácticas y buenas regulaciones, la fracturación hidráulica es muy limpia y segura. En el segundo caso, está comprobado que la actividad sísmica generada directamente por el fracking es tan tenue que resulta prácticamente imperceptible.
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Para Welligence Energy Analytics, la prohibición del fracking en México diluyó inversiones por 1,300 millones de dólares en 2020 y 45 mil millones de dólares hacia 2040. Además, expertos aseguran que la falta de conocimiento y difusión de los beneficios de la técnica de fracturación hidráulica son las causas principales de su prohibición en el país.
Para el especialista Luis Vielma Lobo existe un gran desconocimiento sobre el tema en México, pero se puede solucionar si se invita a expertos de otros países a exponer sus experiencias y conocimientos. “En México, el 57% de sus recursos prospectivos son ‘no convencionales’ y eso representa alrededor de 113 mil millones de barriles de crudo. Para tener una idea, ahí se puede producir, en los próximos 20 años, el equivalente de lo que México ha producido en el último siglo; es decir, alrededor de 52 mil millones de barriles”, destacó.