El precio del crudo Brent escaló el martes hasta los 84 dólares en el mercado de Londres, un máximo de tres años, para acumular una ganancia de 60% en el año.
Los precios del petróleo se han beneficiado de un aumento de la demanda de hidrocarburos, mientras la oferta global se mantiene ajustada. El consumo está siendo impulsado antes del invierno del hemisferio norte por la escasez de gas natural y carbón; lo que ha provocado la necesidad de combustibles alternativos para la generación de energía, como el diésel y el fuelóleo.
Asimismo, la decisión de la OPEP+ de mantener la oferta ajustada, pese a la escasez de existencias en países industrializados, ha encendido las alarmas de un probable desabasto de hidrocarburos durante el invierno.
En este contexto, en Londres, el crudo Brent para diciembre escaló hasta 84.23 dólares, su precio más alto desde el 3 de octubre de 2018, cuando registró un precio de 85.87 dólares por barril. Al final de la sesión, culminó con un descenso de 23 centavos a 83.42 dólares el barril
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Al otro lado del Atlántico, en Nueva York, el contrato del crudo WTI para entrega en noviembre ganó 12 centavos para cerrar en 80.64 dólares por barril. Ese es su precio más alto desde noviembre de 2014.
El Brent ha subido durante cinco semanas consecutivas, mientras que el WTI suma siete semanas seguidas de ganancias. Ambos contratos han repuntado 15% desde principios de septiembre. Goldman Sachs estima que el precio del Brent podría escalar hasta 90 dólares por barril al comienzo del invierno.
A pesar del rally, los precios del petróleo podrían experimentar un ajuste a la baja. Y es que los mayores precios de hidrocarburos podrían descarrilar la recuperación de la economía mundial.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que las amenazas al crecimiento han aumentado; argumentando la variante Delta del COVID-19, las cadenas de suministro tensas, la inflación acelerada y el aumento de los costos de los alimentos y el combustible.