La transición energética hacia fuentes limpias está llegando a la industria de la aviación. La meta es ofrecer al mercado vuelos que emitan cero emisiones o la mínima cantidad de Co2.
Las emisiones de CO₂ de la aviación representan actualmente entre el 2 y el 3% del total mundial. El porcentaje puede aumentar significativamente, ya que el tráfico aéreo se encuentra en plena expansión.
Actualmente aerolíneas e inversionistas están apostando hacia un mundo con tecnología de aviación limpia.
La tendencia del sector está orientado a una descarbonización de los vuelos a través del uso de hidrógeno, biocombustibles o electricidad.
Inversiones en la aviación limpia
A nivel transporte se ha visto el apoyo en general de usuarios e inversionistas hacia las opciones que emiten cero-carbono, tal es el caso de los vehículos eléctricos.
Ahora, inversores están buscando nuevos mercados y están moviéndose hacia el transporte aéreo y marítimo.
La inversión de capital de riesgo y de capital privado en tecnologías de aviación ha aumentado 724 por ciento entre 2017 y 2021, representando $3.000 millones de dólares en el 2021.
Los mercados públicos también están apoyando el sector aéreo limpio. Las empresas buscan transformar los viajes privados en las ciudades. Vuelos urbanos eléctricos pueden ahorrar tiempo en procesos de despegue y aterrizaje, reduciendo horas vuelo.
Es posible que en algún momento podrían reemplazar a los automóviles o al transporte público, en viajes cortos, por su eficacia y amabilidad con el ambiente; sin embargo, aún es una opción limitada.
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Cambios en la aviación comercial
Para poder adoptar esta tendencia de aviación sustentable en los vuelos comerciales, y en especial en los de larga distancia, se requieren diversos cambios en la tecnología. Esto incluye desde adoptar motores eléctricos, celdas de combustibles, hasta modificar las turbinas.
Actualmente, ya se ha probado esta técnica en vuelos cortos, pero no comerciales. En el 2021 Air France apoyando la aviación limpia, realizó el primer vuelo intercontinental, de París a Montreal, utilizando aceite de fritura como combustible.
El vuelo se realizó con un avión modelo Airbus A350 de Air France. Con el uso de este biocarburante, se evitó en este vuelo la emisión de 20 toneladas de dióxido de carbono.
Sin embargo, el uso de la mezcla de aceite de fritura genera un mayor costo por pasajero; por lo que, para evitar pérdida de competitividad, el uso de estos biocarburantes debe de generalizarse a nivel global en todas las aerolíneas.
Finalmente, ya hay países que están integrando a sus políticas leyes que demandan incorporar un 1 % de biocarburantes de este tipo en sus vuelos que salgan del país, como Francia cuyo porcentaje tendrá que subir al 2 % en 2025 y al 5 % en 2030.
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