Una aproximación al Plan de Negocios de Pemex (I)
Por: Fluvio Ruíz Alarcón
Tras una primera lectura de la versión pública del Plan de Negocios de Pemex 2019–2024, dada a conocer el pasado 17 de julio en la página web de Petróleos Mexicanos, podemos hacer las siguientes observaciones:
- Para quienes, desde hace muchos años, hemos sostenido la necesidad de que se reduzca la carga fiscal de Pemex, resulta muy positivo que se reforme la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos (LISH); para disminuir el Derecho de Utilidad Compartida (DUC), del 65% al 54%. Ahora bien, por los importantes impactos fiscales que tiene, es necesario actualizar el límite de deducción para cada zona geológica definida en la LISH; conforme a sus respectivos costos de producción. Al mismo tiempo, definir nuevas zonas de complejidad geológica con un régimen fiscal específico (campos maduros; aguas ultra-profundas, yacimientos no convencionales distintos al paleocanal de Chicontepec, etc.) para propiciar la rentabilidad de su producción. También, podría introducirse —como contraprestación a favor de Pemex— un porcentaje de recuperación de costos análogo al que se otorga en los contratos de producción y utilidad compartida. Finalmente, considerar la eliminación del Dividendo Estatal y la creación de un régimen especial (fiscal y regulatorio) para el gas natural no asociado.
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- El anunciado, y muy necesario, esfuerzo exploratorio, pareciera restarle importancia a las aguas profundas; esto sería un error en el largo plazo. Las aguas profundas y ultra-profundas constituyen las futuras fronteras geológicas de nuestro país. Es inevitable que dentro de algunos años dediquemos grandes inversiones a esas áreas; como lo hemos hecho ya, con el éxito que significó el descubrimiento de Trión. En efecto, por los tiempos propios de estas complejidades, aún no se produce petróleo; pero Pemex ya recibió 1,250 millones de dólares por la reducción del riesgo geológico; al asociarse con BHP Billiton. De no continuar con este tipo de esfuerzos y apoyando la formación de recursos humanos; proyectos de investigación con el Centro de Tecnologías de Aguas Profundas del IMP y convenios de colaboración tecnológica con otras empresas, etc.; existe el riesgo de que cuando incursionemos en aguas profundas, lo tengamos que hacer en forma subordinada con operadores trasnacionales, por no contar con recursos humanos suficientes, desarrollos tecnológicos propios o conocimiento de nuestro potencial petrolero.
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- El incremento en la producción de gas debe ser una prioridad, no sólo de Pemex sino del Estado mexicano en su conjunto. La enorme dependencia que tenemos del exterior en este tema nos coloca en una posición muy vulnerable. Diversificar las fuentes de suministro y construir la infraestructura necesaria, como establece el Plan, implica cuantiosas inversiones. Es necesario que, además de las medidas específicas que contiene el Plan de Negocios, el Estado defina un conjunto de medidas legales, institucionales; regulatorias y fiscales, que permitan explotar todo el potencial gasífero del país. Además de la intención —asentada en el Plan— de explorar fuera del país, PEP podría, directa o indirectamente, producir gas en zonas como Eagle Ford. A lo largo de la historia, las empresas públicas han tenido como misión garantizar el abasto de sus países de origen, tanto con producción interna como externa. En México, no habíamos tenida esa necesidad; pero vale la pena reflexionar este punto para el caso urgente del gas natural.
El Plan es omiso en materia de investigación y desarrollo tecnológico; pero de ese y otros temas, nos ocuparemos en la siguiente entrega.
