La Agencia Internacional de Energía (AIE) espera que, después del desplome récord del 20 % de las inversiones en el sector en 2020, este año habrá una recuperación del 10%.
Habrá un crecimiento importante que le inquieta en los combustibles fósiles, aún sin llegar a los niveles precrisis.
En su informe anual de perspectivas sobre la inversión publicado este miércoles, la AIE relaciona en buena medida ese incremento de inversión.
Con el aumento del 4.6 % de la demanda energética global en 2021, que en ese caso sí se recuperará totalmente del descenso del 4% el año pasado.
La inversión global en tecnologías de energías limpias y en eficiencia aumentará un 8 % en cifras absolutas hasta 750.000 millones de dólares en 2021. Pero su peso relativo descenderá ligeramente a poco más del 40 % del total.
El director general de la organización, Fatih Birol, considera que el repunte de las inversiones es una buena noticia, pero insiste en que lo que hace falta es que se movilicen muchos más recursos.
Asimismo, que se dirijan a tecnologías de energías limpias para poder cumplir con los objetivos de cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) en el horizonte de 2050.
De acuerdo con la hoja de ruta elaborada por la propia AIE, los 750.000 millones de dólares son muy insuficientes para alcanzar esos objetivos.
Según sus cálculos, en realidad habría que triplicar los fondos durante esta década.
Las renovables dominarán la electricidad con el 70%
En la electricidad, después del estancamiento constatado en 2020, el ascenso de la inversión este año será del 5 % hasta un volumen récord de 820, 000 millones de dólares.
Como ya ocurrió el pasado ejercicio, las renovables dominarán claramente en la energía, con un 70% del total, lo que equivale a 530,000 millones de dólares en nuevas capacidades de generación.
Los autores del informe hacen notar que gracias a la mejora de esas tecnologías renovables y al abaratamiento de los costos de producción. Ahora cada dólar invertido en equipos solares fotovoltaicos genera cuatro veces más electricidad que hace diez años.
Por lo que se refiere a los combustibles, después del descalabro del 25% en 2020, este año se anticipa un ascenso del 14% hasta unos 710,000 millones de dólares.
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Un 14,5 % de ese dinero se lo llevará el carbón y un 84% irá dirigido al petróleo y al gas, con un alza del 8%, lo que en este caso no va a permitir recuperar todo el terreno perdido en 2020. Con el choque de la crisis del coronavirus.
Las compañías petroleras estatales ganan terreno
La AIE hace notar que hay una divergencia de estrategias entre las compañías estatales, sobre todo de los países productores, y las grandes empresas privadas occidentales del sector petrolero y gasístico.
Estas compañías están marginando cada vez más esos combustibles pese al tirón de precios de los últimos meses.
Caen cuota de mercado de petroleras
Mientras estas últimas disminuirán ligeramente sus inversiones en pozos de extracción (-2 %), las primeras van a inyectar más dinero (+10 %) en sus propios yacimientos.
Lo anterior debería desembocar en una elevación de su cuota de mercado, sobre todo si la demanda también va hacia arriba.
Para hacerse una idea, el peso relativo de los grandes grupos privados en el petróleo y el gas, era a mediados de la pasada década del 40% y ha quedado reducido al 25%
En el carbón, la inversión debería incrementarse ligeramente, sobre todo de la mano de los dos grandes pesos pesados que son China e India.
La AIE ve signos positivos desde comienzos de año en las políticas en favor de la innovación energética en las economías avanzadas. Para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) para 2050.
Estima que para 2030 se van a dedicar unos 50,000 millones de dólares de fondos públicos para proyectos piloto de tecnologías de bajas emisiones. Y otros medios en inversiones para mitigar la contaminación industrial.
Pero si la tendencia del flujo de inversión para las energías limpias es favorable -aunque insuficiente- en el mundo desarrollado y en China, la agencia observa un retraso en el resto de los países en desarrollo. Que van a quedarse este año en niveles inferiores a los anteriores de la crisis.