Agustín Díaz Lastra, Comisionado Presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), resaltó que es indispensable invertir en recursos prospectivos, para maximizar el valor de nuestros hidrocarburos.
En marco del XVIII Congreso Mexicano del Petróleo 2024, Díaz Lastra recordó que desde hace décadas, las políticas públicas sobre hidrocarburos se han orientado primordialmente a la extracción.
“Hasta hace apenas seis años, gracias a las atinadas decisiones del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, de nuevo se estableció la política de reponer el cien por ciento de las reservas extraídas anualmente. Lo que se ha podido lograr, como lo acaba de demostrar el Director General de Pemex, Octavio Romero Oropeza. Ahora bien, la reposición de reservas proviene en su gran mayoría de los recursos prospectivos. Los cuales, después de cuantiosos trabajos de alto perfil profesional y tecnológico, pueden ser contabilizadas con algún por ciento de probabilidad. Lo que facilita, tanto sus restantes trabajos exploratorios y extractivos, como las asignaciones presupuestales y financieras para las correspondientes inversiones”, destacó.
Sin embargo, acotó, los recursos potenciales aún no aparecen explícitamente en las políticas públicas ni los planes de negocio. “En todo caso, apenas se logra encontrarlas en los presupuestos anuales”.
Aclaró que, desde luego, en la industria de hidrocarburos los ingresos provienen directamente de la extracción. Pero indirectamente todo se basa y deriva de esfuerzos sustanciales, prolongados y sostenidos de exploración. “Esta gran decisión gubernamental constituye un estímulo definitivo a la exploración, ya que implica la obligación de asignar los recursos necesarios. Los procedimientos actuales para proyectos de inversión pública contienen forzosamente análisis probabilísticos que permiten calcular valores monetarios para prever utilidades. Para ponderar cantidades de recursos que se destinan, tanto a la extracción, como a la exploración”, abundó.
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Asimismo, se extendió, los presupuestos generalmente siguen un régimen de elegibilidad de manera que se opte por el máximo valor entre las posibles inversiones. “Esta es una lógica impecable al tratarse de la disposición de fondos para ser canalizados y ejercidos en beneficio público. Estas simples consideraciones, ante las necesidades de ingresos a corto plazo, tan apetecidas para solventar otras actividades de todo tipo (por cierto, siempre en aumento) imprimen extrema vulnerabilidad a la exploración. Como consecuencia, las necesidades de recursos para explorar no son cubiertas con las dimensiones que se requiere para incidir positivamente sobre los recursos prospectivos. Para poder dotarlos de valor con una base probabilística. Es decir, descubrirlos y así poder convertirlos de potenciales en contingentes o posibles y luego en probables y finalmente en probados”, comentó.
Desde esa óptica, continuó, es importante promover las inversiones destinadas a la extracción. “ ”Sin duda alguna, en el corto plazo brindarán resultados mayores a las inversiones destinadas a la exploración”.
No obstante, las actividades de exploración se han orientado primordialmente a lo que se ha denominado como exploración de jardín. Es decir, a la localización de pozos exploratorios en áreas donde ya se tienen yacimientos descubiertos y en explotación. Y que, por lo tanto, cuentan con infraestructura.
“Además de las escasas y variables inversiones anuales destinadas a la exploración, debemos reflexionar que México ya no se encuentra en una etapa de grandes descubrimientos de hidrocarburos”, apuntó.
“En mi opinión personal, lo que más se requiere para garantizar la suficiencia de combustibles en México, es una planeación entre las instituciones gubernamentales del Estado Mexicano, que permita a las más altas autoridades del país tomar las mejores decisiones posibles que habrán de afectar un horizonte no solo de seis años, sino durante algunos sexenios siguientes”, señaló.
Inversiones
Finalmente, señaló que una alternativa podría ser que se establezca una cartera multianual mínima de proyectos para exploración. “Con cantidades presupuestales establecidas, independientemente de lo que se autorice cada año directamente a la extracción. Con la premisa anterior, entonces se podría encargar a los profesionales de la exploración diseñar un plan multianual que estimule el descubrimiento de yacimientos adicionales”.