En este mes en el que también se recuerda la lucha laboral femenil a nivel mundial, es importante reconocer la inclusión y la seguridad de las mujeres en diversos ámbitos de las industrias. Sobre todo en aquellas que siempre se han considerado mayoritariamente masculinas, como la energética, tecnológica y minera. Lo anterior hace que estos sectores se fortalezcan y se diversifiquen en pro de una cultura de la equidad de género.
No sólo la equidad es importante, también la seguridad dentro del entorno laboral de las mujeres juega un papel crucial en su productividad. De acuerdo con cifras de la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en Hogares que realiza el INEGI, el 29% de las mujeres de entre 25 y 34 años han sido las más violentadas en sus centros de trabajo.
La integridad personal debe ser preservada a través de socios de negocio expertos en el tema; además de mecanismos y procesos que garanticen un desarrollo profesional sostenible. Como compañía de seguridad privada de calidad lo entendemos muy bien, e incluso ejercemos estas dinámicas al interior de nuestras filiales y oficinas. Empezamos con lo más esencial: cada vez más, las mujeres ocupan cargos que anteriormente sólo podían haber sido desempeñados por hombres; esto nos garantiza que las políticas y protocolos de seguridad en pro de la mujer se extiendan más fácilmente hacia otros ámbitos más sustantivos.
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Las evidencias demuestran cómo las empresas preocupadas por la salud y seguridad de sus colaboradoras –aquellas que promueven y protegen la integridad física y psicológica de sus trabajadoras— son organizaciones más exitosas; con mayores tasas de motivación, confianza y productividad que aquellas que no le prestan demasiada importancia. Es bien merecido su reconocimiento y buena reputación, dada la contribución social y económica que hacen; convirtiéndose en empresas diferenciadoras que aseguran su sostenibilidad, siendo las empresas competitivas del futuro.
Es responsabilidad de todos contribuir para que la gestión en promoción y prevención de los accidentes laborales y situaciones de riesgo originadas por fallos en la seguridad, ocupen un lugar protagónico; garantizando un mejor futuro para las empresas, la sociedad y la economía del país. La seguridad de las trabajadoras es un elemento necesario para asegurar la productividad, la sostenibilidad y el desarrollo del país; no considerarla implica inhibir el crecimiento económico de México ante una fuerza laboral cada vez más robusta, eficiente y capacitada.