Riesgos y retrasos en el desarrollo de la red de transmisión
Por Aldo Santillán
Los esfuerzos para expandir y modernizar las redes de transmisión eléctrica a escala global enfrentan una coyuntura compleja.
El aumento de la demanda de electricidad –impulsado por la electrificación de la industria, la adopción masiva de vehículos eléctricos y bombas de calor, así como la ampliación de centros de datos para inteligencia artificial– está superando la capacidad de la infraestructura de red. A este desafío se suma la escasez de componentes críticos, como transformadores y cables de alta tensión, cuyos plazos de suministro han aumentado al doble desde 2021, según el nuevo informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA).
Presiones en la cadena de suministro
El mismo estudio revela que los costos de los transformadores se han incrementado un 75%, mientras que los precios de los cables prácticamente se han duplicado en términos reales desde 2019. La creciente demanda de proyectos simultáneos a escala mundial, junto con la expansión de la energía eólica marina, ha intensificado la necesidad de cables submarinos especializados. Esto está presionando aún más a fabricantes que ya operan al límite de su capacidad.
La urgencia de la inversión en redes
Aunque los procesos de permisos continúan siendo la principal causa de retraso en proyectos de transmisión, los cuellos de botella en la cadena de suministro están cobrando relevancia como factor de demora y encarecimiento. De acuerdo con la IEA, la inversión global en redes de transmisión alcanzó los 140 mil millones de dólares en 2023, un 10% más que el año anterior, pero será necesario superar los 200 mil millones anuales hacia mediados de la próxima década para responder de forma adecuada al crecimiento sostenido de la demanda eléctrica.
Planificación y transparencia para fortalecer la oferta
El informe destaca que la industria está reaccionando con planes de ampliación de capacidad productiva, pero ello requiere certeza sobre la magnitud de la demanda futura y la disponibilidad de personal especializado. Actualmente, alrededor de 8 millones de personas trabajan en la construcción, mantenimiento y operación de redes de transmisión; se necesitará al menos un millón y medio más para 2030. La IEA recomienda consolidar planes de infraestructura transparentes, impulsar marcos de contratación efectivos y agilizar trámites para incentivar la inversión anticipada en redes.
Frente a la inminente “Edad de la Electricidad”, la coordinación entre fabricantes, gobiernos, empresas y operadores de sistemas resulta vital. Al mejorar la eficiencia de las redes existentes con soluciones digitales y asegurar cadenas de suministro diversificadas, se pueden reducir los retrasos y costos de expansión.
Solo con esfuerzos conjuntos se logrará garantizar la resiliencia de la red de transmisión que sostendrá el crecimiento económico y la transición energética en las próximas décadas.