Conversamos con Eneida Góngora, Presidenta de Women’s Energy Network Capítulo México, sobre los retos y oportunidades que enfrentan las profesionales en esta área.
La industria energética se ha caracterizado históricamente por su alta competitividad y su fuerte orientación técnica. En este contexto, en las últimas décadas, cada vez más mujeres se abren paso en posiciones de liderazgo y transformación.
El poder que ya tenemos
“Mi percepción de cómo las mujeres usamos nuestro poder en el ámbito profesional es, sin duda, reconocer el potencial que tenemos”, dice Eneida Góngora. Su punto de partida es claro: la conciencia de las propias capacidades debe ir de la mano con un equilibrio en las diferentes dimensiones de la salud —física, emocional, financiera, espiritual y mental— para que, a partir de ese balance, las mujeres puedan aportar al entorno y respaldar a otras mujeres.
En palabras de Eneida, la clave está en “ser una mujer que se apropia de su espacio para alcanzar sus propias metas”. Este enfoque habla de determinación y autoconocimiento, pues el liderazgo femenino se construye al integrar valores tradicionales con la capacidad de innovar y de crear ambientes de trabajo más incluyentes.
El liderazgo femenino como motor de innovación
La relevancia del liderazgo femenino en la industria energética “es bastante conocida”, puntualiza. Explica que, gracias a diversas investigaciones, se sabe que la participación de mujeres en puestos de decisión impulsa la innovación y la productividad en las organizaciones. En su experiencia, el enfoque femenino tiende a incorporar la sostenibilidad y la responsabilidad social en las decisiones, lo que genera ambientes saludables y, a la vez, “muy rentables para las organizaciones”.
La inclusión de más mujeres en áreas técnicas y en posiciones gerenciales aumenta la diversidad de perspectivas y refuerza la capacidad de afrontar escenarios complejos, como la transición energética y los desafíos de la cadena de suministro.
Desafíos
Eneida reconoce que trabajar en espacios laborales donde la mayoría de los colegas son hombres puede generar obstáculos. “Puede ser desmotivante, puede ser frustrante, puede retar nuestra fortaleza mental”, afirma. Aun así, considera que las empresas que promueven buenas prácticas de diversidad, inclusión y equidad de género ayudan a contrarrestar esos desafíos.
Un aspecto que subraya es la persistencia de estereotipos y sesgos inconscientes. Por ejemplo, en algunas reuniones de trabajo, la opinión de un hombre puede recibir más peso que la de una mujer con igual o mayor experiencia. Aunque estas situaciones persisten, Eneida ve en ellas “nuestra fuente de crecimiento”, pues obliga a las mujeres a desarrollar mayor resiliencia y a fortalecer sus competencias.
La importancia de la educación y la transformación social
Para alcanzar un sistema igualitario de participación y liderazgo, Góngora considera esencial una evolución social acompañada de cambios en la educación. “Hay que transformar el sistema educativo, pero también evolucionar en la sociedad”, dice. Subraya temas como la inclusión en las oportunidades de formación, la eliminación de las brechas laborales y el impulso de políticas públicas, por ejemplo, a través de un sistema de cuidados que beneficie por igual a hombres y mujeres.
Además, menciona la relevancia de erradicar la violencia contra las mujeres como paso imprescindible para cimentar una sociedad que garantice la “igualdad sustantiva”. Si bien reconoce avances en algunos niveles gubernamentales y en ciertos estados, advierte de la necesidad de una visión integral y de la participación constante de asociaciones civiles, como Women’s Energy Network y otras organizaciones, para asegurar que no haya retrocesos.
Políticas empresariales y entornos equitativos
Eneida comparte que las empresas pueden aplicar múltiples estrategias para fomentar la equidad de género. Entre ellas destaca el reclutamiento ciego, que evita sesgos de género en la contratación, y la creación de redes internas de apoyo que brinden oportunidades de mentoría y capacitación a las profesionales jóvenes.
A esto se suman programas piloto para impulsar a mujeres con las credenciales necesarias a posiciones de liderazgo y la flexibilidad laboral, un factor que contribuye a retener el talento femenino. “Tenemos la oportunidad de convivir más con nuestra familia, de tener espacios para el cuidado físico, el cuidado mental y el cuidado emocional”, explica.
Consejos para quienes buscan destacar
“Esta es una carrera de largo aliento, por lo tanto requiere tiempo, esfuerzo y mucha determinación”, aconseja a quienes buscan ascender en el sector energético. Su recomendación principal es diseñar una estrategia clara de objetivos, en el corto, mediano y largo plazo, y ajustar el plan según las circunstancias.
“Generar una estrategia de capital social” es otro de los puntos que considera cruciales. En su experiencia, no todas las mujeres alcanzarán los mismos puestos, pero cada una puede identificar a tiempo sus metas personales y profesionales para planificar el camino que mejor se ajuste a su realidad. Asimismo, destaca la relevancia de la salud mental, emocional y física para sostener el ritmo de trabajo que exige la industria.
