Los mercados energéticos en el mundo están sujetos a una especie de “doble tormenta”; eso ha determinado el impulso de todos los commodities, y es altamente probable que no sea una tendencia de corto plazo.
Por un lado, las presiones provienen de la demanda generada por la recuperación o “rebote económico”; en el que se encuentra prácticamente, todo el planeta después del desplome de la economía global en 2020 por la pandemia. Este acelerado aumento de la demanda, provocó un incremento en los precios. Debido a que muchas de las cadenas productivas estaban “diezmadas”, por decirlo de alguna manera, tras meses de confinamiento y desplome de la demanda.
Un caso ilustrativo que si bien no pertenece al sector energético, sí refleja con contundencia lo que sucede; es el mercado de microprocesadores o chips. Esta industria bajó su actividad notablemente el año pasado: porque la producción se concentró en microprocesadores para los sectores de computación y entretenimiento, desplomándose la demanda industrial en todas sus formas.
Reducción de actividades en cadenas productivas
Con la reapertura económica, la demanda se catapultó, pero las cadenas productivas se recortaron y recomponerlas tomará meses o quizás más de un año; por eso es que se calcula que la crisis en la industria de microchips acabará por allá de mediados de 2022. En los mercados energéticos sucede algo similar. La demanda se catapultó este año, pero las cadenas productivas vienen de una reducción en sus actividades, de ahí el impulso global de los precios en productos como petróleo, gasolina y electricidad.
Esa es la primera tormenta, aunque el mundo en realidad tiene excedentes de petróleo con el cártel petrolero más importante. La OPEP más sus aliados, la producción de otros energéticos está afectada por estas interrupciones generadas desde el año pasado.
Es precisamente aquí donde entra la segunda tormenta para los mercados energéticos; la incertidumbre global que todavía perdura, por factores como la variante delta del Covid-19; más una recuperación económica que está llena de sobresaltos de todo tipo.
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Es decir, los sectores productivos, entre ellos los energéticos, no pueden arrancar operaciones al 100 por ciento confiados en una recuperación plena. Este año el “rebote” económico será importante, pero en el horizonte más amplio lo que existe es incertidumbre. ¿A dónde llevará esta doble tormenta a los mercados energéticos? Por lo pronto a mayores alzas en los diferentes productos, y también a convertirse en grandes impulsores de la inflación. Los problemas para el mundo no acabarán pronto.
Sobre Aldo Santillán: es Managing Director & Editor in Chief de Energy & Commerce, Mining México y Energy Capital para México y Estados Unidos. Forma parte de la junta directiva de Capital Media Group LLC y Grupo Avanmex. Ha sido periodista, comunicador, consultor y capacitador durante 24 años.