2025: el año en el que cambió el rumbo energético del país
En México, ha habido una expansión de la energía distribuida, como parte del Plan Energético 2025-2039El 2025 se consolidó como un año decisivo para el sector energético en México, con cambios regulatorios que posicionaron al almacenamiento energético (BESS) como un elemento estratégico para la transición energética del país. La publicación de la nueva Ley del Sector Eléctrico el 18 de marzo del año pasado redefinió el marco jurídico del sistema eléctrico nacional, mientras que el Acuerdo A/113/2024 de la CRE (7 de marzo) estableció criterios operativos y de planeación para la integración de Sistemas de Almacenamiento de Energía (SAE). Este documento proyecta la incorporación de 8,412 MW de almacenamiento entre 2024 y 2038, alineado con las metas de confiabilidad y energía limpia.
A lo largo del año también entró en vigor el mandato que exige que todo nuevo proyecto renovable incluya al menos 30% de capacidad de almacenamiento, con tres horas de autonomía. Esta medida impulsa el desarrollo de proyectos híbridos solar + baterías, que se perfilan como la nueva norma en el despliegue de infraestructura renovable.
Paralelamente, la generación distribuida (GD) experimentó un crecimiento histórico. México sumó 1 GW de nueva capacidad solo en la primera mitad de 2025, y se prevé que el año cierre entre 5 y 5.5 GW. Este avance responde a ajustes regulatorios como el aumento del umbral exento a 0.7 MW y la eliminación del esquema tradicional de net metering, así como al impulso del Plan Energético 2025–2039 y la cartera nacional de 51 proyectos de infraestructura eléctrica, que representan más de 22 mil millones de dólares en inversiones.
El desarrollo de microrredes y sistemas de baterías inteligentes también tomó relevancia en parques industriales y comercios. Uno de los proyectos más destacados en este ámbito fue el de la empresa Quartux, que instala baterías de litio inteligentes en distintos tipos de inmuebles industriales, permitiendo ahorros de hasta 40% en consumo y costos en el recibo de la CFE. Además, estos sistemas mejoran la resiliencia operativa al utilizar energía almacenada durante periodos de alta demanda o variaciones tarifarias.
