Es una realidad que la industria y el mundo empresarial hoy experimenta una hiperconectividad. En este sentido, la ciberseguridad ha dejado de ser una opción y se ha convertido en una necesidad crítica para la industria. En el sector energético, minero e industrial de México, donde la digitalización avanza rápidamente, proteger las operaciones y la información es esencial. Samuel Aceves, Cybersecurity Leader para México y Centroamérica en Schneider Electric, lo resume claramente: “El tiempo de ser pasivos quedó en el pasado”.
Un panorama para tomar acción
Los números son contundentes. Cada 11 segundos ocurre un ataque de ransomware a nivel mundial, y el costo promedio de una brecha de seguridad asciende a 4.2 millones de dólares. En América Latina, menos del 2% del presupuesto de TI se destina a ciberseguridad, dejando al 80% de las actividades industriales en un estado vulnerable. Además, solo el 10% del personal cuenta con los conocimientos necesarios para enfrentar estos retos, mientras que el 70% no tiene entrenamiento alguno.
“Necesitamos reconocer que esta situación no puede continuar”, enfatiza Aceves. La falta de preparación y la baja inversión en ciberseguridad colocan a las empresas de la región en una posición crítica, especialmente ante el crecimiento exponencial de dispositivos conectados y la hiperconectividad.
Los retos de la ciberseguridad industrial
Implementar una estrategia sólida de ciberseguridad en la industria no es una tarea sencilla. Aceves destaca cinco desafíos principales:
- Estándares: La falta de marcos claros y específicos para tecnologías operativas (OT) complica la adopción de medidas efectivas.
- Visibilidad: Muchas empresas desconocen los activos conectados en sus redes, lo que amplía su superficie de ataque.
- Falta de personal especializado: En México, hacen falta cerca de 300,000 especialistas en ciberseguridad.
- Presupuesto limitado: Sin una concienciación plena del riesgo, las inversiones en ciberseguridad siguen siendo bajas.
- Ataques sofisticados: Los cibercriminales utilizan tácticas avanzadas que requieren soluciones igualmente robustas.
Hacia un modelo proactivo
Frente a este panorama, es crucial adoptar un enfoque preventivo. De acuerdo con Samuel Aceves, “la clave está en evaluar la confiabilidad, identificar la superficie de ataque y contar con protocolos ágiles de respuesta”. Este enfoque no solo protege las operaciones, sino que también habilita nuevas oportunidades de negocio mediante la digitalización.
Pasos clave para la acción
- Evaluación de confiabilidad: Realizar auditorías para determinar el estado actual de las medidas de ciberseguridad en comparación con estándares como la norma internacional ISA/IEC 62443.
- Visibilidad total: Implementar herramientas que utilicen inteligencia artificial para mapear y monitorear todos los activos conectados.
- Protección integral: Incorporar tecnologías que permitan la detección de amenazas conocidas y desconocidas, así como la mitigación de vulnerabilidades.
- Protocolos de respuesta: Diseñar planes específicos para recuperar las operaciones rápidamente en caso de un ataque.
Samuel Aceves subraya que estas medidas son esenciales para garantizar la continuidad del negocio y mitigar el riesgo cibernético, además de proteger los activos críticos de las empresas.
Más allá de la resiliencia operativa
Una estrategia robusta de ciberseguridad no solo protege las operaciones, sino que también aporta beneficios adicionales:
- Seguridad del personal y del entorno: Los sistemas digitales bien protegidos garantizan la seguridad física y operativa.
- Proteger la reputación corporativa: Evitar ataques y responder eficazmente a ellos refuerza la confianza en la marca.
- Cumplimiento de estándares internacionales: Asegura que las empresas estén alineadas con las normativas globales, fortaleciendo su competitividad.
- Habilitación de soluciones IoT: Permite aprovechar al máximo las tecnologías conectadas, mejorando la eficiencia y reduciendo costos.
Samuel Aceves enfatiza: “La digitalización debe estar acompañada de estrategias de ciberseguridad que inspiren confianza, mitiguen riesgos y protejan los activos críticos de la empresa”.
El costo de la inacción
La falta de ciberseguridad no es una opción. De no tomar medidas, las empresas enfrentan riesgos como la interrupción de sus operaciones, la pérdida de información crítica y, en casos extremos, el pago de rescates a cibercriminales. Este tipo de incidentes, además del impacto financiero, también afecta la reputación de las compañías, un daño que puede ser irreparable.
“La pregunta no es si seremos atacados, sino cuándo. Estar preparados es el único camino hacia un futuro más seguro”, advierte Aceves.
Ciberseguridad: pilar de la transformación digital
En un entorno donde la hiperconectividad redefine las reglas del juego, la ciberseguridad es fundamental para habilitar nuevas oportunidades de negocio y garantizar la sostenibilidad operativa. Las empresas que adopten un enfoque proactivo no solo estarán mejor preparadas para enfrentar amenazas, sino que también se posicionarán como líderes en sus respectivos sectores.
“El futuro pertenece a quienes invierten en ciberseguridad hoy. No hay transformación digital sin protección”, concluye Samuel Aceves.
La ciberseguridad ya no es una opción, sino un pilar indispensable para la competitividad en el mundo industrial actual.