Rol de los profesionistas petroleros en la transición energética

Rol de los profesionistas petroleros en la transición energética

La transición energética no expulsa al petróleo y al gas; los integra a un nuevo sistema energético.

 

Un consenso: transición como expansión, no sustitución

 

El maestro Eduardo Poblano, presidente del Colegio de Ingenieros Petroleros de México (CIPM) y moderador de la mesa redonda, lo sintetizó: “los que nos dedicamos a los hidrocarburos seremos un pilar fundamental en la transición energética”. Desde el Instituto Mexicano del Petróleo, la doctora Elizabeth Mar Juárez fijó el marco: “Hablar de transición energética es hablar de una evolución”, con una energía “fiable, competitiva y accesible”. Para el IPN, Mario Alberto González subrayó el enfoque operativo: “la transición no es un reemplazo inmediato, sino una coexistencia estratégica en donde la industria petrolera sigue siendo clave”.

Medición, economía ampliada y hoja de ruta

 

La prioridad es medir para mejorar. SLB mostró el camino con metas internas y tableros operativos: “nos comprometimos a reducir el 30% para el 2030. Todavía estamos por el 18%” en alcance 3, señaló William Antonio, director general para México, Centroamérica y Venezuela, quien enfatizó que “la intención es posicionarse como una empresa de tecnología enfocada en la transición energética”. El IMP planteó escenarios al 2030 y 2040 para decidir inversiones con impacto real, recordando que la “economía” del sector ya incorpora externalidades, resiliencia y justicia energética, no solo retorno financiero inmediato.

 

Proyectos concretos y tecnologías habilitadoras

 

Las conclusiones aterrizan en proyectos: captura y secuestro de CO₂, biocombustibles, electrificación con litio (en salmueras y arcillas), geotermia aprovechando pozos petroleros existentes, eólica en plataformas, mareomotriz y solar en refinerías. El gas natural aparece como energético de transición para sostener confiabilidad mientras maduran renovables e infraestructura. En operación, prácticas como cero venteo y quema aceleran la descarbonización sin sacrificar productividad.

 

Talento, academia e industria: sincronía obligada

 

La academia ya reconfigura planes —hidrógeno, sistemas híbridos, digitalización, regulación, economía de proyectos y ESG—, pero necesita una industria que absorba ese talento. Mario Alberto González (IPN) advirtió que la empleabilidad debe guiar la oferta formativa. Heberto Ramos (Universidad Olmeca) llamó a ejecutar sin dilaciones: “Hay las soluciones. Simplemente hay que tomarlas”, y recordó que “todo aquello que para una industria es una emisión peligrosa, para otra es materia prima”. La gestión de agua de producción y el cumplimiento regulatorio, como el caso brasileño, son referencias inmediatas.

 

Alineación regulatoria y narrativa de solución

 

La aceleración requiere marcos normativos que premien menor intensidad de carbono y habiliten modelos de negocio viables. El mensaje a los jóvenes del sector, en palabras de William Antonio: “somos parte de la solución, no somos parte del problema”. Y la invitación de Elizabeth Mar Juárez: sumar capacidades —técnicas, económicas, sociales y ambientales— para que la evolución energética ocurra con métricas, proyectos y resultados verificables.

 

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