La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo afirmó que México mantendrá su relación bilateral con Cuba, pese a los llamados del gobierno y de legisladores de Estados Unidos para que reconsidere ese vínculo. La mandataria subrayó que se trata de una decisión soberana que no debe afectar la relación con Washington y que responde a una postura histórica y humanista del Estado mexicano.
Sheinbaum respondió así a los señalamientos de la congresista republicana María Elvira Salazar, quien acusó a México de respaldar al gobierno cubano y a otras administraciones que calificó como dictaduras. La presidenta recordó que México ha sostenido relaciones con Cuba desde el triunfo de la Revolución en 1959 y que ese principio de política exterior se ha mantenido de manera constante, independientemente de los cambios de gobierno.
“La relación con Cuba es una decisión soberana y no tiene por qué influir en la relación con Estados Unidos”, sostuvo Sheinbaum, al tiempo que reconoció que la postura mexicana respecto al régimen cubano representa una diferencia con la visión del gobierno estadounidense, pero no un punto de ruptura en la agenda bilateral.
La jefa del Ejecutivo también defendió el apoyo que México ha brindado a la isla, incluido el suministro de petróleo y combustibles, al señalar que estas acciones tienen un fundamento humanitario frente a los efectos del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, el cual —dijo— impacta directamente a la población cubana. En ese contexto, destacó que la cooperación energética forma parte de una relación más amplia entre ambos países.
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En la víspera, Salazar exhortó públicamente a Sheinbaum a dejar de respaldar a Cuba y Venezuela, y cuestionó además la contratación de médicos cubanos en México, al sugerir que podría contravenir disposiciones del T-MEC relacionadas con la trata de personas.
México y Cuba mantienen acuerdos de cooperación en sectores estratégicos como el agroalimentario, educación técnica, energía, medio ambiente, recursos naturales, pesca, salud, seguridad social, desarrollo urbano, turismo y minería. Para el gobierno mexicano, estas acciones reflejan una política exterior basada en la no intervención, la autodeterminación de los pueblos y la solidaridad internacional.