México, región industrial estratégica de Norteamérica. De la automatización a la autonomía operativa
La autonomía no significa desplazar al factor humano, sino potenciarlo con mejor información.
México parte de una posición privilegiada. “México es uno de los productores top de ingenieros en el mundo, producimos más de 250,000 ingenieros al año”, Eduardo Amaro.
La industria está evolucionando “de la automatización a la autonomía”, pero siempre con las personas en el centro. Lejos de la imagen de fábricas sin personas, Eduardo Amaro, director regional de Rockwell Automation México, detalla que la autonomía no significa desplazar al factor humano, sino potenciarlo con mejor información.
“Autonomía tiene que ver más con cómo utilizamos esta información para poder tomar decisiones de una manera mucho más ágil”, subraya. En una planta conectada, millones de datos fluyen desde dispositivos inteligentes y controladores; y en ese contexto el gran reto es convertir la informaicón en analíticos útiles “que nos permitan a los humanos tomar decisiones, las decisiones más acertadas en términos de sostenibilidad, eficiencia y rentabilidad”.
Fábricas conectadas y mantenimiento predictivo como nuevo estándar
Uno de los ejes más tangibles de este futuro operativo es el mantenimiento predictivo. En industrias donde la energía puede representar hasta 30% de los costos operativos y los paros no programados son inaceptables, anticipar fallas se vuelve condición de competitividad. “Hoy tenemos algoritmos de inteligencia artificial que nos dejan leer patrones en la información” e identificar problemas en equipos en específico. “No queremos tener fallos, porque obviamente esto va directamente relacionado con pérdidas en la producción y con fallas en los tiempos de entrega”, especifica.
La simulación en 3D genera la oportunidad de “hacer pruebas sobre líneas de producción nuevas o existentes en un modelo digital” antes de invertir en infraestructura física. En esos modelos virtuales es posible replicar consumos energéticos, tiempos y movimientos en un entorno seguro, reduciendo riesgos de inversión y acelerando la puesta en marcha de nuevos productos. A ello se suma el uso de realidad aumentada para entrenamiento y soporte remoto. Hoy, apunta, los clientes pueden “entrenar ingenieros remotos para hacer troubleshooting o mantenimiento de ese equipo, de esa máquina, sin tener que intervenir el equipo físicamente o sin tener que estar físicamente ahí”.
Tecnología como traje a la medida y madurez digital paso a paso
En este contexto, no existe una receta única. Cada industria y cada fábrica tiene puntos de partida y prioridades distintas. Por ello, Eduardo Amaro insiste en que “la tecnología debe de ser un traje a la medida”. El trabajo del equipo en México —con una base de 4,650 personas y tres plantas de manufactura en Monterrey y Baja California— consiste en sentarse con cada proyecto a identificar “en qué estado de madurez está este proceso hoy y cuál es el mejor camino para llegar a esta transformación digital”.
Ese camino no se recorre de golpe. “Es un pastel que se come pedazo a pedazo”, reconoce. Muchas empresas ya están avanzadas en ciertos tramos del viaje digital, pero tienen rezagos en otros. El valor está en trazar un roadmap claro, del punto A al punto B, con hitos, plazos y, sobre todo, retornos de inversión medibles en cada etapa: eficiencia, reducción de riesgo, ahorros energéticos y cumplimiento regulatorio.
Talento especializado: la otra mitad de la ecuación
Ninguna de estas transformaciones es posible sin talento. Eduardo Amaro lo sintetiza con una metáfora sencilla: “Lo veo como pierna izquierda, pierna derecha: la tecnología y el talento es igual de importante”. De acuerdo con un estudio reciente de la compañía, para 2030 se requerirán alrededor de 4 millones de especialistas en estas tecnologías a nivel global, y cerca de la mitad de esa demanda podría quedar sin cubrir si no se acelera la formación y capacitación.
México parte de una posición privilegiada. “México es uno de los productores top de ingenieros en el mundo, producimos más de 250,000 ingenieros al año”, destaca Amaro. Pero el reto no es sólo la cantidad, sino la especialización. Por ello, Rockwell Automation trabaja con las principales universidades públicas y privadas para actualizar planes de estudio, habilitar al personal docente, abrir su plataforma de entrenamientos digitales y coinvertir en laboratorios. El objetivo es que los egresados lleguen a la industria no sólo con un perfil ingenieril robusto, sino ya familiarizados con manufactura inteligente, emulación en 3D, gemelo digital, realidad aumentada y ciencia de datos.
México, región estratégica para el futuro en el bloque de Norteamérica
El diagnóstico sobre adopción tecnológica muestra una brecha clara entre intención y ejecución, especialmente en pequeñas y medianas empresas. En el “reporte de manufactura inteligente” que elabora la compañía, el 95% de las organizaciones encuestadas declara estar realizando pruebas o pilotos con tecnologías digitales. Sin embargo, “apenas el 18% tiene un programa escalable de mediano plazo de cómo implemento eso”, advierte Amaro. Esa diferencia es, en sus palabras, “nuestra área de oportunidad más importante: cómo llevamos especialmente a las pymes a dar este brinco”.
Todo ello ocurre en un entorno geopolítico y comercial retador, pero también lleno de oportunidades para México dentro del bloque de Norteamérica. A pesar de la incertidumbre previa a la ratificación del tratado comercial, el mensaje de la industria es que “la vida sigue”, relata. Frente a aranceles y cambios en la política global, las empresas locales ya piensan en “plan B, plan C, plan D”, respaldados por grandes complejos industriales y una lógica de co-manufactura en la que un vehículo cruza fronteras varias veces y hasta 80% de su contenido proviene de los tres países del bloque.
Para Eduardo Amaro, la prioridad no es esperar, sino actuar: “Lo más importante es buscar el cómo sí y el cómo ahora”. En otras palabras, capitalizar hoy el modelo logístico, tecnológico y económico único de Norteamérica. En esta narrativa global, México es una plataforma estratégica. “México es el país o la región más importante de América Latina para Rockwell”, afirma Amaro, incluso por encima de Brasil. La combinación de base instalada, plantas de manufactura, talento local y posición dentro del bloque de Norteamérica hace que el país sea vital para la resiliencia de las cadenas industriales regionales.
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