El posible impacto de los nuevos aranceles: negociación diaria, riesgos sectoriales y defensa industrial

El posible impacto de los nuevos aranceles: negociación diaria, riesgos sectoriales y defensa industrial

El posible impacto de los nuevos aranceles: negociación diaria, riesgos sectoriales y defensa industrial

 

La coyuntura comercial de México con Estados Unidos vive horas de vértigo. Así lo describió el subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez Romano, al subrayar que “el tema es muy dinámico y no es un tema donde nos den 90 días y nos vemos en 90 días, sino que diariamente tenemos noticias nuevas”.

 

El diálogo con Washington no se detiene: “sí te diría que es una agenda diaria, incluyendo sábados y domingos”. Incluso, reconoce la cadencia política de los anuncios: El presidente Trump realiza “casi todos sus anuncios sobre comercio los hace viernes o sábados”, lo que obliga a México a ajustar piezas con rapidez y a coordinar los “acuerdos con la presidenta Sheinbaum” al inicio de la semana.

 

Vehículos pesados: el frente más expuesto

 

El subsecretario situó en primer plano el anuncio de un arancel de 25% a vehículos de carga pesada provenientes de México: “el presidente Trump anunció que iba a haber un arancel del 25% a los vehículos pesados provenientes de México” y precisó el cambio de calendario: “este anuncio ya no entra el primero de octubre, sino que entra el primero de noviembre”. La relevancia económica es evidente: “Estamos hablando de 15 mil millones de dólares en exportaciones”, en una industria donde “proveemos a los Estados Unidos con el 70% de vehículos pesados”. Frente a ello, México ya planteó alternativas para “tratar de reducir el impacto de este 25% en la industria de exportación de vehículos pesados mexicana”, con interlocutores específicos y apertura del lado estadounidense: “creo que han sido receptivos y esperemos en las próximas semanas tener buenos resultados”.

 

Reglas de origen: tarea hecha y costos compartidos

 

Para Gutiérrez Romano, la medida es difícil de justificar a la luz del esfuerzo regional ya realizado: “México ha hecho su tarea en materia de vehículos pesados, es una de las industrias que más componente USMCA o T-MEC tiene… tiene un elevadísimo contenido de Estados Unidos y de México”. El mensaje es claro: en cadenas profundamente integradas, los aranceles castigan valor agregado a ambos lados de la frontera.

 

Un tablero en constante movimiento y múltiples frentes simultáneos

 

La agenda arancelaria no se limita al autotransporte. El subsecretario describió la complejidad con una imagen contundente: “es como un monstruo de 100 cabezas, porque son demasiados frentes a la vez”. En paralelo, avanzan casos en “automóviles”, “acero y aluminio” y el propio tema de “vehículos pesados”, que “inicia todo esto en una investigación antidumping”. La volatilidad no es exclusiva para México: “hay un arancel no solamente para México, sino para todos los productores del mundo”, advirtió.

 

La sombra larga de la negociación Estados Unidos–China

 

La arquitectura final de cualquier entendimiento bilateral estará condicionada por la agenda global. “La definición en las pláticas de Estados Unidos con China van a enmarcar nuestra negociación con los Estados Unidos”, afirmó. En ese contexto, el subsecretario se mostró optimista: “hay muchas cosas que Estados Unidos tiene el objetivo de traer a nuestra región a producir y México será… el complemento perfecto”. La lectura estratégica es que la relocalización industrial (nearshoring) puede consolidarse si se preservan certidumbre y reglas parejas.

 

Trilateralismo con capítulos bilaterales

 

Ante interpretaciones sobre un eventual debilitamiento del acuerdo trilateral, el funcionario fue categórico: “al final vamos a llegar a un solo acuerdo trilateral”. Enfatizó que, por práctica de décadas, “algunos temas se traten de manera bilateral” con Canadá o México según sensibilidades específicas —madera y energía para el caso canadiense; agro para México— sin romper la lógica de tres socios.

 

Gutiérrez Romano recuperó el marco conceptual de los “anillos” en la política comercial estadounidense y su gradiente arancelario. En ese esquema, “en el anillo más cercano a los Estados Unidos habla del hemisferio occidental… traeremos, si todo marcha bien, las tarifas o los aranceles más bajos de los que imponga Estados Unidos al resto del mundo”. El corolario es que “en lugar de afectar a Canadá y a México, nos va a poner en términos relativos mejora al resto del mundo”.

 

China: defensa industrial sin confrontación

 

Sobre la relación con China, el subsecretario descartó la narrativa de choque: “No hay ninguna política en contra o no hay una guerra comercial, no existe como tal”. México, afirmó, está comprometido con fortalecer su base productiva: “hemos venido trabajando en el diseño de un programa para defender los sectores estratégicos de la economía mexicana”. De ahí que “el paquete arancelario de 1463 aranceles… no es contra China”, pues “menos de la mitad… son contra China” y, además, “no llega ni siquiera al 25% del total de las fracciones arancelarias”. Con pragmatismo, descartó escaladas: “No vemos el tema retaliatorio”.

 

Cumplimiento y piso parejo

 

La prioridad oficial es garantizar competencia leal y trazabilidad en las cadenas regionales: “garantizar que las prácticas comerciales… se mantengan lejos de prácticas ilegales” y que “no exista intervención de gobierno, prácticas dumping, etcétera”. La meta es proteger “a la planta industrial nacional” sin romper puentes con los principales socios.

 

 

El diagnóstico del subsecretario Luis Rosendo Gutiérrez perfila una estrategia de contención y adaptación: negociación incesante, activación de canales técnicos, defensa selectiva de sectores y preservación del marco trilateral. En el corto plazo, el reloj corre para mitigar el 25% a vehículos pesados; en el mediano, el desenlace Estados Unidos–China definirá el ancho de banda para profundizar la integración norteamericana. Entre tanto, México apuesta por reglas claras, cumplimiento estricto y un objetivo central: anclar inversión y empleo de alto valor en la región, con cadenas más resilientes y un piso parejo para competir.

 

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